Obama tiene un legado

rmassagueu s  president barack obama talks with cuba s pres141219161822

rmassagueu s president barack obama talks with cuba s pres141219161822 / periodico

ROSA MASSAGUÉ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En la recta final de su último mandato, el presidente Barack Obama, carente hasta ahora de un legado en la política internacional, acaba de labrarse el que le situará en la historia con la anunciada normalización de las relaciones entre EEUU y Cuba. Al final resultará que los últimos dos años de su último mandato estarán llenos de sorpresas.

En esta misma estela, otra normalización como la de las relaciones entre EEUU e Irán es más que una simple conjetura. Las conversaciones sobre el arsenal nuclear de Teherán así lo atestiguan.

EN EL MAPA // Con la normalización de relaciones con La Habana Obama pone a EEUU en el mapa latinoamericano, un mapa del que estaba ausente desde el fin de los infaustos años en que Washington se dedicaba a promover golpes contra gobiernos democráticos (Chile), a apuntalar a los dictadores más sanguinarios (Centroamérica) o a protagonizar el impopular Plan Colombia contra el narcotráfico.

Este positivo retorno se produce en un momento en que está llegando a su fin el largo conflicto que ha enfrentado durante décadas al Gobierno de Colombia con la guerrilla de las FARC. Y, con el paso dado por el régimen cubano, valedor de la Venezuela chavista, es de esperar que mejore las relaciones entre EEUU y aquel país, relaciones que pasan por uno de los peores momentos..

Éste también es el momento en que la crisis ha ralentizado el desarrollo de los países emergentes, Brasil y Argentina, pero las relaciones comerciales que la nueva situación impulsará serán positivas a uno y otro lado del Río Grande.

OTRA NORMALIZACIÓN // La próxima sorpresa que puede dar Obama es la iraní. Las relaciones entre ambos países han estado envenenadas desde los años 50 y en particular desde la caída del régimen del Shah en 1979. Una normalización implicaría un cambio radical en una de las zonas más conflictivas del mundo. Más todavía en un momento en que la guerra de Siria y la aparición del Ejército Islámico (EI) son fuente de gran inestabilidad. 

Para acabar la guerra de Siria y derrotar al EI, EEUU necesita a Teherán. El régimen de los ayatolás es el máximo valedor que tiene el líder sirio Baschar el Asad, de modo que Teherán se convierte en una pieza fundamental en la resolución de aquel conflicto. 

Todo ello dibujaría un mapa distinto en Oriente Próximo. Una aproximación de EEUU a Irán implicaría un conflicto con el gran amigo de EEUU que es Arabia Saudí. Sin embargo, las relaciones entre ambos se han enfriado mucho en los últimos tiempos. La autosuficiencia energética de EEUU resultante de los avances en la técnica del fracking ha sido castigada por los saudíes con la caída del precio del petróleo.

AMIGOS O INTERESES // En estas circunstancias, si es cierto el dicho de que los países no tienen amigos sino intereses, en estos momentos los de EEUU están en Irán. Por otra parte, los principales 'think tanks' estadounidenses ponen a Irak como la mayor prioridad en la resolución de conflictos para el año próximo.

De ser así, la proximidad entre Washington y Teherán sería de gran utilidad considerando el papel determinante de los chiís en el Gobierno (o desgobierno) de Bagdad. 

La fragmentación que aviva en la zona, donde el EI ha borrado una frontera entre Siria e Irak, y donde se profundizan las divisiones geográficas y tribales constituye un factor de inestabilidad que va mucho más allá de aquellas fronteras movedizas. 

ASIA PARA LOS ASIÁTICOS // La superación de estos contenciosos históricos daría a EEUU mayor tranquilidad para definir su papel en Asia. En aquel continente China, India y Japón cimentan su fortaleza y su futuro, cada uno en la medida de sus posibilidades, en el nacionalismo.

Cuando la pasada primavera el presidente Xi Jinping lanzaba el eslogan de 'Asia para los asiáticos' readaptando al contexto de aquel continente la doctrina Monroe ('América para los americanos') estaba dibujando un nuevo orden de seguridad regional en el que ya no cabe el dominio de EEUU en la zona, fruto de la guerra fría.

Sin embargo, es un orden que todavía tiene que nacer. Los intereses estratégicos de los tres países no coinciden y todos se están rearmando, cortejando unos a Rusia y otros a EEUU. Obama ha dedicado muchos viajes a aquel continente.

Uno de los polos de su política internacional ha sido el del pivote al Pacífico, es decir el de reducir la atención que históricamente EEUU ha dedicado al Atlántico, es decir, a la nunca mejor dicho vieja Europa, y de dirigirla hacia la parte del mundo de mayor crecimiento y vitalidad.

El aliado de Washington en la zona es Japón, pero también ha cortejado a India y otros países con lo que China se siente cercada por una especie de cordón sanitario.

Solucionado el tema cubano, Obama podrá afrontar los demás retos con mayor tranquilidad.