La clave

El amigo americano

JUANCHO
Dumall

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Jordi Pujol fue recibido en la Casa Blanca durante seis minutos por el presidente George H. W. Bush en febrero de 1990. Estuvo acompañado -eran otros tiempos- por el embajador de España en Estados Unidos, Julián Santamaría. Para el entonces president de la Generalitat, el encuentro fue un éxito diplomático sin precedentes. Para los norteamericanos, fue una simple 'photo opportunity' como muchas de las que acababan logrando políticos y empresarios de todos los pelajes mediante los buenos oficios de las firmas de relaciones públicas con sede en Washington. Pero Pujol, entonces en la cima de su poderío en Catalunya, vio claro que una foto con el presidente norteamericano daba el pego y le situaba en la primera división de la política mundial.

Este antecedente, referido a un líder estadounidense de perfil bajo -fue de los pocos que no repitió mandato-, da idea de cómo se valora en la política española y catalana cualquier imagen, saludo o gesto junto al hombre más poderoso del mundo. Y no podía ser menos con alguien tan carismático como Barack Obama, el primer presidente negro y un hombre que ha introducido sensatez y progresismo en las relaciones internacionales.

El 'primo de Zumosol'

Por eso el encuentro del presidente español en funciones con Obama ha sido para el líder del PP una bendición del cielo. Mariano Rajoy pudo escuchar de labios de su invitado una felicitación por haber salido de la recesión y el deseo de que en España se constituya un «Gobierno estable que funcione». Jorge Moragas, el primer fontanero de Rajoy, debió hacer un esfuerzo para contener su gozo ante semejante ayuda del 'primo de Zumosol'.

Pero obsérvese una diferencia fundamental entre los discursos de ambos políticos. El presidente español reiteró sus mensajes cara a la incierta investidura. El norteamericano, en cambio, se zafó con elegancia de una pregunta sobre la posibilidad de que el ultra Donald Trump sea su sucesor. No quiso hablar de las presidenciales, pero dejó clavada una frase: «Tengo mucha confianza en el pueblo de Estados Unidos, en sus valores y en su sentido común».