Avances lentos pero un legado sólido

RAFAEL VILASANJUAN

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Cuando ya solo quedan los restos de su mandato, por fin los vientos parecen correr a favor de Barack Obama. La vertiginosa rapidez con la que se están sucediendo algunos de sus principales logros contrastan con la dificultad de los primeros años y confirman que no pasará únicamente a la historia por haber sido el primer negro en ocupar la Casa Blanca, sino por haber cambiado aspectos sustanciales de la agenda política de EEUU.

Cuando Obama tomó posesión, la economía americana destruía 800.000 empleos al mes y solo tres meses antes, su predecesor George Bush echó mano a la caja pública para rescatar a los bancos entregándoles mas de 700.000 millones de dólares, una cantidad que salvó a las principales entidades financieras pero arruinó la economía global. Por si fuera poco, Bush le entregó un país con dos guerras abiertas en Afganistán e Irak y una brecha profunda con todo el mundo islámico.

Han pasado siete años y aunque buena parte de los estadounidenses consideran que sus avances son lentos, en los restos de su mandato, cuando ha empezado la carrera para sucederle, el legado de Obama empieza a cementarse como uno de los mas sólidos entre sus predecesores.

La economía americana, que sigue siendo la primera del mundo, ha crecido por encima de las cifras de antes de la crisis, incluyendo una reducción del paro a la mitad. Lo sorprendente es que cuando mas débil parecía la figura en declive del presidente, con un Congreso abiertamente hostil, contrario a cualquier avance, Obama se ha empezado a crecer y cumplir con algunos de los objetivos mas controvertidos, acelerando la firma de acuerdos internacionales que están cambiando el eje de relaciones privilegiadas de EEUU en todo el mundo.

En ese marco se inscribe el Acuerdo de Asociación Transpacífico que confirma el giro del presidente Obama hacia sus socios en el Pacífico y que, aunque de momento no los incluya, abre la puerta a una relación privilegiada con la India, China y Corea del Sur. Un acuerdo controvertido pero que orienta a la primera potencia mundial hacia el control de la economía global en el siglo XXI.

Otros no menos controvertidos como el restablecimiento de relaciones con Cuba o el acuerdo de no proliferación nuclear con Irán confirman que Obama está dispuesto a romper con el pasado y crear una nueva agenda global.

Cierto que no todo han sido éxitos y la brecha con el mundo islámico está lejos de la solución que Obama confió a las primaveras árabes. Su decisión de salir precipitadamente de Irak solo ha conseguido agravar la situación y dar mas fuerza a los radicales. Pero los asesores militares estradounidenses han regresado a Bagdad y están intentado frenar el avance del Estado Islámico. Sin duda le quedan todavía unas cuantas decisiones cruciales para que pueda ser juzgado como un gran líder mundial, pero en esta recta final de su mandato, a la carrera, al menos está demostrando que es mucho mas que un gran orador y que está dispuesto a utilizar todo el poder que le queda.