MIRADOR

O sí o no

No es conveniente ni digno que Mas y CDC continúen cediendo ante la CUP

MARÇAL SINTES

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En el baloncesto y en otros deportes, el entrenador puede pedir tiempo muerto para dar nuevas instrucciones a su equipo. Entonces les pide a sus jugadores que sean más agresivos o que no se olviden de defender. Otras veces les recuerda conceptos fundamentales. Y otras simplemente reclama tiempo muerto porque los nota agotados o persiguiendo la pelota alocadamente.

Pues bien, eso, tiempo muerto, tiempo para reflexionar y recuperar el aliento, es lo que necesita Junts pel Sí y, en especial, Artur Mas y Convergència Democràtica, todos ellos inmersos hasta el jueves en una desesperada y frustrante negociación con la CUP. Ese mismo día, tras el segundo portazo a Mas, la CUP difundía un documento de 50 páginas, una especie de destilado programático para un acuerdo con Junts pel Sí que al norte limita con las buenas intenciones y al sur, con el delirio.

El primer ejercicio que deberían hacer Junts pel Sí, Mas y CDC es reconocer cuál es la realidad que tienen ante sí. El 27-S el independentismo ganó holgadamente, pero perdió el plebiscito tal como fue planteado por el 'president', esto es: por un lado, los independentistas (Junts pel Sí y CUP); por el otro, todos los demás: los antiindependentistas y los soberanistas --Catalunya Sí que es Pot y UDC, favorables a una consulta-- neutrales ante la independencia.

El primer error de Junts pel Sí fue empezar a hacer concesiones a la CUP 'gratis et amore', sin contrapartida alguna. Pese a haberse perdido el plebiscito, la CUP quiso una declaración anunciando la ruptura con España. La iniciativa aprobada por el Parlament fue absolutamente precipitada, pues debía haberse esperado al menos a las elecciones españolas de diciembre y a que estuviera constituido el Govern en Catalunya. La declaración no ha hecho más que dar combustible a Rajoy y Rivera. Además, ha ayudado al Gobierno del PP a imponer su enfoque del problema catalán como un problema exclusivamente legal.

Por si fuera poco, ni la propuesta, ni la oferta de un Gobierno con tres vicepresidentes o de una moción de confianza el próximo verano han servido para que la CUP levantara el veto a Artur Mas.

Así las cosas, Mas y CDC deben analizar si es conveniente --a parte de digno-- continuar cediendo. Mi opinión es que no. Que no es conveniente ni digno. Y que hay que exigir una respuesta definitiva a la CUP. Si es otro ‘no’, los convergentes deberían comunicar inmediatamente a los ciudadanos --a ser posible, antes del 20-D-- que Catalunya volverá a las urnas en marzo.

Soy consciente de lo que ello significa: un auténtico mazazo para el independentismo. Pero no se acaba el mundo. Catalunya --también Mas y Convergència Democràtica-- tienen ante sí enormes retos que atender. Como solía decirnos nuestro entrenador, queda mucho partido por delante.