Editorial

Un nuevo capítulo de los Pujol y la justicia

La justicia debe investigar bien y rápidamente los presuntos delitos del hijo menor del 'expresident' sin tratos de excepción

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El largo y aparatoso registro de la vivienda de Oleguer Pujol Ferrusola, su traslado a comisaría y su imputación por los presuntos delitos de blanqueo de capitales y fraude fiscal es otro eslabón en la sucesión de pesquisas policiales y judiciales de los últimos meses en torno al expresident Jordi Pujol y su familia. Pero los hechos de ayer suponen un salto cualitativo, porque es la primera vez que se adoptan iniciativas tan llamativas contra un Pujol, y también porque el volumen de dinero objeto de investigación (trasegado en operaciones inmobiliarias) es muy elevado. Aun así, muchos ciudadanos tuvieron ayer la impresión de que los aparatos del Estado quisieron ser muy ostensibles y sobreactuaron en el ejercicio de las funciones que tienen encomendadas, lo que puede restarles credibilidad y dar argumentos a quienes consideran que los Pujol son hostigados como reacción al proceso soberanista que se vive en Catalunya. Pero no es posible imaginar que no hay bases sólidas para la acción de la justicia, porque ya son cinco las causas abiertas al expresident o sus familiares directos. Y, sobre todo, hay la confesión del 25 de julio del propio patriarca, elemento central del entramado. En el caso del hijo menor de los Pujol, no cabe más que repetir lo que es de sentido común: que la justicia debe investigar bien y rápidamente los presuntos delitos y castigarlos debidamente si es el caso, sin tratos de excepción ni en un sentido ni en otro. Oleguer Pujol Ferrusola es un ciudadano común.