El nuevo 9-N no es mejor, pero es bueno

SÍLVIA CÓPPULO

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Este mediodía sabremos la posición del ANC y Òmnium Cultural sobre el nuevo 9-N, un día de participación ciudadana, donde la movilización a favor de decidir el futuro político de Catalunya se podrá empezar a contar. Lejos aún de ser un referéndum, el nuevo 9-N constituye un paso más de eso que llamamos el proceso. 

El ANC y Òmnium pueden apoyar ir a votar y al mismo tiempo pedir que pronto se hagan unas elecciones que puedan ser valoradas como referendarias. Los detalles, a mediodía. El empuje de las dos entidades ciudadanas puede contribuir de manera notable a posicionar más claramente los partidos. 

Si Junqueras se emocionaba hace cuarenta y ocho horas reclamando las elecciones para proclamar la independencia inmediatamente después, desde hoy la cúpula de Esquerra ya se ha apuntado para hacer de voluntarios el nuevo 9-N. 

¿Qué hará Iniciativa? Leíamos el sábado a primera hora de la mañana que Herrera no iría a votar. A mediodía matizaba pero no aclaraba. Esperamos al líder de iniciativa para Catalunya, ahora para que concrete. Él sabe muy bien que desde sus propias filas ya le están pidiendo una reunión extraordinaria, descontentos con la primera posición expresada. 

Las dificultades para la unidad y el consenso de los partidos políticos soberanistas contrastan con la posición de la ciudadanía, que lo observa todo un poco perpleja. 

Está claro que el objetivo del 9-N no era hacer un acto participativo. Se trataba en primera instancia de hacer un referéndum, que luego se tuvo que rebajar a una consulta por el bloqueo del Gobierno español. Está claro que el nuevo 9-N es menos de lo que se quería, pero es mucho más que nada. Nada es lo que reclaman quienes no quieren que Catalunya decida nada. 

En castellano dicen que lo mejor es enemigo de lo bueno. El nuevo 9-N no es mejor, pero es bueno.