La clave

No nos volvamos locos

JOAN MANUEL PERDIGÓ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Se acabó, si es que en algún momento había empezado, la minitregua vacacional antes del 27-S. En cinco semanas ya nos habremos contado y estaremos haciendo cábalas sobre las combinaciones para formar mayorías en el Parlament. Hay que tomárselo con calma porque esto no habrá hecho más que empezar por mucho que digan que las urnas zanjarán la cuestión. Estos días en que el fuego cruzado ha bajado algo en instensidad -mucho menos en twitter, donde los descerebrados no descansan- el escritor Suso de Toro publicó un artículo que, al margen de su contenido razonable, tenía un título muy acertado: 'La mitad de Catalunya no está loca (la otra mitad, tampoco)'. Una buena base de partida para encarar lo que viene. Al fin y al cabo, el lunes 28 de septiembre habrá que seguir (con)viviendo. Es una premisa que no deberíamos olvidar si no queremos acabar, de verdad, todos locos. Ejemplos de blanco y negro solo de este pasado fin de semana, y al margen de filias y fobias: el mesurado e instructivo debate que protagonizaron -en twitter, por cierto- dos economistas liberales como Xavier Sala i Martín ('supporter' de Junts pel Sí) y Luis Garicano (asesor de C's), que pondrían de los nervios a los progres de Catalunya Sí que es Pot, pero radicalmente enfrentados a cuenta de la hipotética independencia de Catalunya. Ejemplo contrario del desmadre al que puede llevar todo esto: la réplica del líder electoral del PP, Xavier García Albiol, acusando de «bélicas» y de evocar «hechos muy desagradables ocurridos en Europa hace ya algunos años» (en alusión, creemos, al nazismo, que no al franquismo), unas polémicas palabras del invisible pero imprescindible 'conseller' Germà Gordósobre la «plenitud de la nación catalana» y el anatema de los Països Catalans. Y eso que el 'conseller' era tenido en los cenáculos del poder, igual que su compañero Santi Vila, por uno de los recambios cuando lo que quedara de Convergència decidiera volver al redil.

Cambio radical

Paciencia, pues, porque si algo se adivina en el horizonte -certeza nunca la hay- es que a nuestro mapa político no lo va a conocer nadie dentro de poco, y no necesariamente debido a que la ONU tenga que acoger a un nuevo miembro.