No se vayan todavía, aún hay más

NEUS TOMÀS

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"En Unió hay gente con distintas sensibilidades, pero a nosotros no nos da miedo la palabra 'independencia'". Esta afirmación de Joana Ortega, la todavía vicepresidenta del Govern (aunque le queden solo horas en el cargo), resume la complejidad del ecosistema democristiano, en el que la fractura es tan profunda que ha dividido en dos al partido. Unos han seguido la estelada convergente mientras que el núcleo duro de la dirección, encabezado por Josep Antoni Duran Lleida se ha apeado del viaje iniciado por Artur Mas.

A medida que han ido pasando los meses, las distintas fuerzas han tenido que aclarar sus posiciones respecto al soberanismo. Las ambigüedades se pagan y después de tres décadas de indeterminación, con pactos con PSOE y PP combinados con independentismo xirucaire el fin de semana, a CiU le ha llegado el momento de decidir. Unió intenta que la ruptura no sea total, pero esta serie todavía no ha acabado. Los críticos no abandonaran el Govern y nadie les obligará a hacerlo. Lo que no sabemos es si finalmente la marca Construïm, registrada como partido, acabará enfrentándose a las urnas a la llista del president, o como sea que acabe bautizando a su candidatura. En el entorno de Mas ya hace tiempo que se venía explicando que el president escuchaba a Duran pero luego tomaba las decisiones sin tener en cuenta su opinión, cosa que antes no pasaba y que se ha demostrado cierta. Al final resultará que el más educado formalmente pero también el más killer a la hora de tomar decisiones, es el presidente de la Generalitat.

Es tal la complejidad de la jugada de Unió que Ortega abandona la política por las desavenencias entre Unió y Convergència mientras pesa aún sobre ella una querella por haber organizado la consulta del 9-N. Se la podrá acusar de muchas cosas, como a tantos otros políticos, pero no de falta de patriotismo.

Ahora se abren varias incógnitas: ¿Quién se queda con las siglas de Unió? ¿La decisión se tomará en un congreso extraordinario? ¿Ramon Espadaler ocupará la cabina de mando de Duran? ¿A cuántos representantes del sector crítico integrará Mas en su candidatura?

No se vayan todavía, porque esto no ha hecho más que empezar.