No nos morimos, nos matan
Fina Rubio
Presidenta de la Fundació Surt
FINA RUBIO SERRANO
Estamos asistiendo a una aterradora realidad cotidiana que queda, demasiado a menudo, invisible. 47 mujeres asesinadas desde el verano este 2015, ocho de ellas menores. Asistimos a estos asesinatos desde una observación de la normalidad tan pasmosa que da miedo.
Esta violencia cotidiana, tolerada, es estructural. Tolerada socialmente porque la cultura machista, basada en el patriarcado, en las desigualdades entre géneros, han alimentado tópicos, han intoxicado conciencias y han minusvalorado las mujeres como ciudadanas de pleno derecho.
Los derechos conquistados desde dicha transición democrática no han sido suficientemente consolidadas, a pesar de las leyes que los protegen. Las leyes, estatal y nacional, se incumplen, la formación y sensibilización de los y las profesionales en el ámbito de la atención, la seguridad, la justicia, la educación... no es una prioridad, los recortes económicos han dejado sin recursos o han recortado servicios para las mujeres, en general, y para las mujeres en situación de violencia en particular. Una violencia estructural que se convierte, también, por parte de las instituciones, que no la tienen en cuenta, que la relegan a un acto íntimo y no priorizan la inversión social que necesitaría.
La violencia machista es cotidiana y se da en muchos ámbitos, en la calle, en casa, en transporte público, en la escuela... las formas son diversas: acoso, agresiones físicas, violencia psicológica, abusos sexuales... desde 1995 han sido asesinadas, en el Estado Español, 1.378 mujeres y seguimos diariamente el goteo constante y terrible, sin que ello provoque dimisiones ni escándalo político y social.
El pasado 7 de noviembre Madrid fue escenario de una gran manifestación que reclamaba, entre otras cosas, que la violencia machista fuera considerada una cuestión de estado. Medio millón de personas participaron, cientos de asociaciones de mujeres del estado, organizaciones internacionales, partidos políticos y sindicatos apoyaron. La negación de la evidencia y el silencio como respuesta. Horas después fueron asesinadas una mujer de 28 años, en Baena, moría a manos de su pareja. En Llíria una mujer que paseaba con su hija de 4 años fue asesinada a tiros por su ex marido. La violencia machista, una vez más. No nos morimos, nos matan.
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