La naturaleza

Primero fue una «ocurrencia» de Mas y más tarde se convirtió en un acto «mezquino». Ahora está en el Consejo de Estado a la espera de la reverencia reglamentaria antes de ir al Constitucional. La historia se parece demasiado a la fábula de la rana y el escorpión. La primera no ve claro que el segundo la use de embarcación para cruzar un río. El segundo contesta: «Si te clavo el aguijón venenoso, moriremos los dos». La rana piensa que tiene razón, que no será tan inconsciente de querer el mal de la rana sabiendo que será una tragedia para ambos. Pero el escorpión lo hace. Mientras ambos se hunden -la rana, envenenada; el escorpión, compartiendo el naufragio- la primera se queja: «Tenías dicho que no me lo clavarías». Y el escorpión responde: «Ya lo sé, rana, pero no he podido hacer nada: es mi naturaleza».

Parece que la naturaleza del Gobierno del PP (y, por extensión, del Estado español) es clavar el aguijón a pesar de que tal vez sería mejor, desde el punto de vista de su táctica, dejar que la rana cruzara el río. Cualquier impugnación, prohibición o represión del nuevo 9-N no hará sino atizar aún más el deseo de ir a votar.

De hecho, como que a estas alturas todavía no sabemos muy bien si hacemos o haremos nada, según afirma Homs en un ejercicio malabarista, la acción del Gobierno central dota de contenido esta nada. Que es el mejor favor que Rajoy podría hacer al todavía nonato (y quizá ni siquiera engendrado) domingo de consulta.