Ideas

La música de Podemos

RAMÓN DE ESPAÑA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

De la misma manera que mi niño interior sale a veces al exterior para amargarme la vida, hoy he dejado salir al frívolo que llevo dentro y que no soporta a Podemos. Le he dicho que a mí también me parece que el discurso de la banda de Pablo Iglesias ya era viejo cuando yo iba a la universidad a principios de los años 70, pero que si sirve para jorobar al PP y recordarle al PSOE los rudimentos de la socialdemocracia, bienvenido sea. Pero las objeciones del frívolo interior son más estéticas que políticas: «Son un remake mal hecho de los años 60. Parecen siempre a punto de opinar sobre el desarrollo de la guerra del Vietnam o los atentados de la banda Baader-Meinhoff. Puedo perdonarles el look Alcampo del jefe y las gafitas de bolchevique de su lugarteniente, pero la banda sonora de sus mítines es inaguantable. ¿Tú crees que, a estas alturas del curso, es de recibo desempolvar a Mercedes Sosa, Paco Ibáñez y Quilapayún? Por no hablar de concluir las reuniones con L'estaca: eso ya me lo tomo como una ofensa personal».

Contraataco preguntándole por qué se obceca con fruslerías cuando lo preocupante del invento se me antoja ese leninismo bolivariano más rancio que el rigodón, pero él, citando al Capità Enciam, me recuerda que los pequeños cambios son poderosos: «Lanzarse a cantar a estas alturas lo de A desalambrar es ridículo. Anda que no hay canciones más adecuadas. A bote pronto, se me ocurren Heroes, de David Bowie, o Children of the revolution, de T. Rex, que además son buenísimas. Y tampoco costaría tanto sustituir la murga de Llach por Qualsevol nit pot sortir el sol. No estaría mal incluir, por su optimismo y brío, Beginning to see the light, de The Velvet Underground. Si seguimos así, acabarán cantando aquello de «dale tu mano al indio, dale que te hará bien». Y en mi condición de frívolo de guardia, te aseguro que eso no se puede tolerar».

Mi frívolo interior no anda tan desencaminado. Si Podemos aspira a ser algo más que un curioso anacronismo debería olvidarse de concluir sus mítines con L'éstaca. Hasta lo retro tiene un límite, susurra el frívolo.