Dos miradas

Muñecas y terror

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Hay pocas cosas tan inquietantes como un muñeco abandonado en un sofá a oscuras. Todos tenemos en la memoria escenas en las que se despierta de golpe, abre unos ojos terroríficos, coge el primer cuchillo que encuentra y empieza a destrozar cortinas y a seccionar extremidades. La combinación de su apariencia de realidad y de su anuncio de vitalidad en suspenso siempre nos hace estar alertas, sobre todo si se trata de un muñeco olvidado por los niños, desterrado en una buhardilla. Inerte pero pendiente del retorno a la vida que le ha sido negada.

No quiero ni pensar qué pasará en el futuro con estas muñecas Barbie -las Hello Barbie- que ahora se empiezan a comercializar. Conectadas a internet y con capacidad de razonamiento, pueden establecer conversaciones con los propietarios, reconocen las voces de quien les habla y son capaces de mantener una conversación más o menos inteligente con el niño al que pertenecen. Recogen información, la reciclan, la modulan e incluso la graban y transmiten a la sede central de la compañía Mattel. ¿Cómo nos relacionaremos con estas muñecas? ¿Qué confidencias no recibirán de nuestros hijos? ¿Qué instrucciones recibirán, estos hijos, del complejo informático inalámbrico al que estarán unidos con lazos emotivos, casi humanos? Y, lo peor de todo, ¿con qué virulencia reaccionarán las Barbie abandonadas, a oscuras, en un sofá o en un desván? Las peores pesadillas se están haciendo realidad.