Un mundo en color

El siglo XX fue explosivo. En todos los sentidos. Desde las alturas, el Enola Gay probó empíricamente la perversa fuerza de los átomos, y desde Liverpool surgió otro tipo de explosión, algo así como un hermoso Hiroshima cultural que se expandió desde Inglaterra a casi todo el mundo. La bomba atómica y el Holocausto habían dejado al ser humano traumatizado y temeroso de su propia naturaleza. La combustión del electrón Lennon con el protón McCartney  hicieron todo lo contrario. Lo más abominable y lo más evolucionado surgieron en el mismo siglo, con un par de décadas de diferencia. Por tales motivos, la efeméride del primer encuentro de Lennon con Macca es la verdaderamente importante, más que su aniversario. Porque es algo así como la Zona Cero de la cultura pop tal y como la conocemos hoy.

Siempre me ha dado la impresión de que antes de los Beatles, el mundo, a nivel mental y perceptual, existía en blanco y negro. Es una relación de ideas extraña debido a la memoria televisiva que hemos heredado. Sin duda debo de estar equivocado, pero no me cabe duda de lo siguiente: cuando el rock y el pop llegan a una sociedad no hay vuelta atrás porque llevan consigo las libertades. ¿Queremos acabar con regímenes totalitarios, conflictos armados y sociedades ancladas en procesos inquisitoriales? Buscad en esos países a sus respectivos Lennon y apoyadles. Dadles armas. Veréis el resultado.