La clave

Mujeres y hombres

JOAN MANUEL PERDIGÓ

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Los dos últimos domingos, Najat el Hachmi y Emma Riverola han abordado en estas mismas páginas los problemas de la maternidad, la distribución de roles entre hombres y mujeres, y lo mucho que queda por hacer para alcanzar la igualdad real, aunque legalmente se haya avanzado un montón desde, pongamos por ejemplo, la lucha de las sufragistas en el siglo XIX. Entre otras cosas, Najat se mostraba muy molesta con las mujeres políticas, que en España han desaprovechado la oportunidad de dar ejemplo al parir sobre el uso de los derechos conquistados. Emma reflexionaba también sobre los roles machistas que perduran en ámbitos como el laboral, donde leyes como la baja paternal no cambian la convicción de que quien cargará con la mayor parte de la tarea de criar un hijo durante años será la madre. Hay reflexiones expresadas por mujeres sobre las que uno, desde su condición masculina, no puede hacer más que compartir sin añadir, salvo riesgo de comportarse como aquellos curas que pontifican sobre las relaciones sexuales sin haber, presuntamente, practicado sexo alguno.

Roles

En esas estamos, cuando las mismas páginas del diario te devuelven a una realidad más primaria sobre la relación hombre-mujer. Aún resuenan los ecos del comentario irónico sobre José Mourinho efectuado en una entrevista por Montserrat Seara, doctora en Derecho, además de esposa del actual entrenador del Real Madrid, Rafa Benítez. Al mordaz preparador del Chelsea no se le ha ocurrido otra réplica que recomendarle a Seara que «emplee mejor su tiempo, como cuidando de la dieta de su marido, por ejemplo». ¿Y eso, cómo lo arreglamos? ¿Cuántos años tardaremos en atribuirle a Benítez la responsabilidad de su propia tripa y no a los platos que supuestamente le cocina/recomienda su señora? Posiblemente muchos si nos atenemos a lo leído en otra página, a cuenta de la famosa Nuria Bermúdez sobre su no menos famoso exmarido y futbolista Dani Güiza: «A mi hijo le pones cinco futbolistas delante y sabe quién es su padre. A Güiza le pones delante a cinco niños y no sabe quién es su hijo». Más agudeza que Mourinho, al menos, sí tiene.