Mujeres en lucha

Primero fueron las Madres y después las Abuelas de la Plaza de Mayo argentinas las que no pararon -y aún siguen- la lucha por saber la verdad acerca de los hijos y nietos que la dictadura arrancó a sus padres. Ahora son las madres de los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos en Ayotzinapa las que se han plantado ante un Estado incapaz de dar respuesta a la búsqueda de sus ciudadanos. Si esto ocurre sin que haya conflicto armado, ¡qué no ocurrirá en guerra! En los conflictos las mujeres se convierten en expertas en la supervivencia. Son las que mantienen a sus comunidades, y con ello, la dignidad de un pueblo. Luego, cuando llegan los procesos de paz -como bien saben en Centroamérica o en África-, en las mesas de negociación solo se sientan los políticos y los señores de la guerra. No hay espacio para las mujeres. El capital de humanidad, de construcción de la paz y de reconciliación que pueden aportar queda excluido en beneficio de una agenda a corto plazo que muestre resultados inmediatos, especialmente si son electorales. El papel de las mujeres en situaciones de conflicto o de serias dificultades en México, Palestina, Jordania y África merece un examen profundo como el que propone este diario en una serie que se inicia hoy y que se prolongará a partir de mañana en las páginas de Dominical. Este ejercicio adquiere mayor sentido al cumplirse cien años del congreso que en La Haya reunió a mujeres que se oponían a la que sería la bárbara carnicería de la primera guerra.