Muchos detalles por concretar

La unidad de los Veintisiete ha obligado al Gobierno británico a capitular en las condiciones del 'brexit'

May Juncker

May Juncker / periodico

Eliseo Oliveras

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El compromiso entre el Gobierno británico y la Unión Europea (UE) sobre la primera fase de la negociación del 'brexit' supone una importante victoria para los 27 estados miembros y una clara capitulación de la primera ministra británica, Theresa May. Los Veintisiete, gracias a su unidad y a no haber caído en las trampas disgregadoras de Londres, han conseguido sus objetivos con concesiones mínimas: las garantías sobre los derechos de los europeos residentes en Gran Bretaña, la aceptación de Londres de sus obligaciones financieras con la UE (más del doble de lo que había ofrecido) y el evitar el restablecimiento de una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte que habría puesto en peligro los Acuerdos de Paz del Viernes Santo.

Con su capitulación, May ha logrado que la UE acceda finalmente iniciar la negociación sobre la futura relación con Gran Bretaña tras el 'brexit', en paralelo a la redacción del Tratado de Salida. Un nuevo aplazamiento de la apertura de esa discusión sobre las futuras relaciones con el continente por falta de "progresos suficientes" en las condiciones del 'brexit', como ocurrió en octubre, podrían haber precipitado la caída de May como 'premier', ya fragilizada por las falsas expectativas creadas alrededor de la salida de la UE, las divisiones de los conservadores y el empeoramiento de la situación económica.

El compromiso ha sido una de esas típicas fórmulas de la UE para salvar las apariencias y dejando para más adelante resolver el problema

La UE ha vuelto a tender la mano a May para intentar minimizar sus dificultades políticas internas y apuntalarla en el cargo. Los Veintisiete han cedido en el papel de tutela jurídica prioritaria del Tribunal de Justicia Europeo sobre los derechos de los europeos residentes en Gran Bretaña, que será indirecta y temporal. Y la UE, sobre todo, ha aceptado un compromiso político muy difícil de materializar sobre el mantenimiento de la actual frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte sin verificaciones ni controles, que choca frontalmente con el plan de Londres de salir del mercado común y de la unión aduanera y la exigencia de los socios unionistas norirlandeses (DUP) de May de evitar que a causa del 'brexit' la frontera dura se traslade entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña.

May ha prometido mantener la reglamentación británica alineada totalmente con la del mercado común europeo del que quiere salir hasta que halle el sistema para seguir sin frontera en Irlanda del Norte. El compromiso ha sido una de esas características fórmulas comunitarias que permiten salvar las apariencias y evitar una crisis, a costa de aplazar para más adelante la titánica tarea de resolver la cuadratura del círculo con menos margen de tiempo.

El compromiso de May con la UE ha sido un gran paso adelante hacia una salida negociada y no traumática de Gran Bretaña, pero aún quedan casi todos los detalles por concretar. El tiempo apremia, porque apenas quedan diez meses para trasladar esos compromisos genéricos en un texto de Tratado de Salida que pueda ser aprobado y ratificado a tiempo para que el 'brexit' se produzca sin sobresaltos el 29 de marzo del 2019, y como señala la sabiduría popular "el diablo se esconde en los detalles". Además, la UE y Gran Bretaña deben pactar las condiciones del periodo transitorio de dos años de permanencia en el mercado común y la unión aduanera pedido por Londres mientras se completa la negociación del futuro acuerdo comercial.

Dado que Londres está decidido a salir del mercado común y la unión aduanera, lo máximo que la UE podrá ofrecer será un acuerdo como el que acaba de firmar con Canadá

"Lo más difícil en la negociación aún está por llegar", ha advertido realista el presidente de la UE, Donald Tusk. "Las próximas etapas serán evidentemente muy difíciles", ha reconocido también el negociador jefe de la UE, Michel Barnier.

A pesar de que la semana próxima el Consejo Europeo dará luz verde a la apertura de las discusiones sobre las futuras relaciones de Gran Bretaña con la UE, los Veintisiete ya han anunciado que primero se empezará por las negociaciones sobre el periodo transitorio "para que los ciudadanos y las empresas tengan clara la situación". Y aquí el Gobierno de May debe prepararse para nuevas concesiones, porque los Veintisiete exigen que durante ese periodo Gran Bretaña acepte la integridad del derecho comunitario, incluidas las nuevas regulaciones que se adopten cuando ya haya salido de la UE y la libre circulación de personas.

Las negociaciones sobre las relaciones futuras entre Gran Bretaña y la UE no podrán comenzar como muy pronto hasta febrero estiman los Veintisiete, porque antes necesitan "más claridad" sobre los verdaderos planes del Gobierno de May ante las indicaciones contradictorios y poco realistas que han ido formulando los ministros británicos. Barnier estima que, dada la voluntad de Londres de salir del mercado común y la unión aduanera, lo máximo que la UE podrá ofrecer será un acuerdo comercial como el que acaba de suscribir Canadá.