CONTRAPUNTO

El móvil, tan necesario como la comida

SALVADOR SABRIA

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Podría ser una escena de una película de los Monty Python, pero no lo es. Son fotogramas de la vida real, vistos en Terrassa, frente a las iglesias visigóticas que se han convertido también en un lugar turístico, un domingo por la mañana. Una pareja de mendigos, o si prefieren de sin techo, se preparan para su peculiar «jornada laboral». Ella pasea por las calles adyacentes para crear a los transeúntes una sensación de pena por su pésimo estado de salud. Pasado este filtro, el paseante, turista, o feligrés que se acerca a las iglesias se encuentra en la puerta de acceso a un hombre sentado en el suelo, también con aspecto de estar pasándolo realmente muy mal, y que hace poco ha sacado su herramienta de trabajo: un vaso de plástico que planta en el suelo y que levanta cada vez que se acerca alguien para pedir limosna.

Nada distinto de lo que sucede en otros puntos del país. Hasta que el mendigo siente la necesidad de comunicar a alguien dónde se encuentra y hasta qué hora tiene previsto permanecer en el puesto. Como si fuese lo más normal, el indigente se saca un móvil del bolsillo y empieza a hablar con un elevado tono de voz, como hace mucha gente cuando los usa, e informa a alguien de su situación y de su plan del día. Con el consabido final de «te llamo más tarde». Lo extraordinario de la escena no es el hecho en sí, que una persona sin ingresos para comer o que hace ver que no los tiene, utilice un móvil, sino que lo haga como lo más natural, sin ninguna contradicción con su estado vital y económico. Lo impresionante es que incluso en este nivel de población tan depauperado se esté generando negocio para una multinacional de la comunicación, y que el propio usuario considere que disponer de un móvil es tan importante para él casi como comer.

Escenas similares se ven también en escuelas, en las que padres que aseguran que ese mes no podrán pagar el comedor para sus hijos lo hacen con un mensaje desde el móvil, un gasto que consideran imprescindible. Y posiblemente lo es, porque gracias a estar comunicados igual encuentran el trabajo que les falta. Son hechos que evidencian el cambio que ha provocado la comunicación unida a la movilidad en la vida cotidiana de todas las personas, incluso en las que parecería que quedan más alejadas de su influencia.

Hace unos días, la consultora Deloitte ponía unas cifras al futuro inmediato de este cambio. En el 2015 la venta de smartphones para reemplazar a los teléfonos actuales superará los 1.000 millones de unidades, con un negocio de 300.000 millones de euros. Tal como van las cosas, en poco tiempo el mendigo de Terrassa no solo hará una llamada, sino que enviará su foto y su posición, por si alguien tiene que ir a buscarlo.