Montoro es de otra época

El estilo chulesco del ministro choca con la actual dinámica de un gobierno en minoría

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ALBERT SÁEZ

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En menos de una semana el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se ha tragado dos sapos experimentando en primera persona el gusto amargo de gobernar en minoría, al más puro estilo Puigdemont. Se trata de dos auténticas “rectificaciones” de su política fiscal. Por un lado, Montoro se ha quedado sin la “zanahoria” de la rebaja de impuestos en año electoral. La habilidad de Rivera y Ciudadanos –curiosamente al más puro estilo del 'peix al cove' pujoliano- ha obligado al ministro a autoenmendarse en siete días y a anunciar la eliminación del IRPF para los mileuristas. Es una tímida medida de sentido común para subsanar por la vía de los impuestos la desaparición de la clase media por la vía de los salarios. Si los que menos ganan no pagan impuestos y los que más ganan siguen pagando los mismos, hay una leve reducción de la distancia en la renta disponible.

Como pasa demasiadas veces con la actual organización autonómica –federal en las formas pero centralista en el fondo-, Montoro ha pactado con Ciudadanos a cuenta, en parte, del dinero de las autonomías. Y ha tenido que compensarlas en un intento desesperado de que los barones socialistas forzaran a Sánchez a abstenerse en la votación del techo de gasto, la fase cero del presupuesto del 2018. Como llevaba mucha gente pidiéndole desde hace años –con Junqueras y la Comisión Europea a la cabeza-, Montoro ha reducido en una décima el objetivo de déficit para las autonomías. Un total de 1.000 millones que no van a revertir ninguno de los recortes ejecutados sino que van a compensar en el tramo autonómico la caída de ingresos de la rebaja del IRPF pactada simultáneamente con Ciudadanos.

Esta dinámica de gobierno en micoría choca de frente con el estilo de Montoro cuando ha sido gobierno y cuando ha sido oposición. Los sapos teñidos de chulería aún son más amargos y refuerzan esa imagen de maricomplejines que Rajoy quiere evitar a toda costa en esta legislatura, sobre todo cuando anda Ciudadanos de por medio y sus escarceos con la FAES de Aznar, tan partidaria de reducir los impuestos como de limitar la autonomía de las comunidades.