Montoro no es fascista, pero sí es faccioso

"Lo peor que le ocurre al ministro de Hacienda es que sus palabras ya no se las creen ni los votantes del PP"

Cristóbal Montoro gesticula en su escaño del Congreso, el pasado 17 de octubre.

Cristóbal Montoro gesticula en su escaño del Congreso, el pasado 17 de octubre. / JLR

ÁNGEL SÁNCHEZ DE LA FUENTE

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Si alguien con sus palabras o con sus hechos perturba la quietud pública y mira más por el bien de su pandilla o de su facción que por el bien general, ese alguien es un faccioso. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha dado más de una muestra en este sentido. Basta recurrir al testimonio de la diputada de Coalición Canaria Ana Oramas, quien, en una sesión del Congreso en junio de 2012, reveló lo que dos años antes le había manifestado Montoro cuando el presidente Zapatero intentaba evitar el rescate de la Unión Europea: “Me dijo que caiga España, que ya la levantaremos nosotros”.

El ahora ministro no pudo desmentir la frase, aunque intentó justificarla aludiendo a que “trabajaba en una alternativa” al Gobierno socialista. Interpelado por el senador del PSOE José Miguel Camacho, respondió: “Si Zapatero hubiera acortado la legislatura, nos habríamos ahorrado mucho sufrimiento todos los españoles.” Apuntando con bala, Camacho inquirió: “¿Es para usted una prioridad levantar España?” Respuesta de Montoro: “España se levanta sola. España es un gran país, señoría.” Nueva réplica del senador socialista: “Estoy de acuerdo con usted. España es un gran país, aunque haya políticos, como es su caso, que intenten tirarla por los suelos”.

Un pasado de “rojo desteñido”

Pero, ¿quién es Montoro? Nacido en Jaén en 1950, fue socialdemócrata de los de Francisco Fernández Ordóñez antes de que este participase en la fundación de la UCD de Suárez. ¿Rojo, pues? “Rojo desteñido,” asegura él cuando le recuerdan aquellos tiempos del cuplé de la transición. ¡Y tan desteñido! Fue en 1993 cuando el azul sin desteñir Aznar lo rescató del anonimato de su cátedra de Economía Aplicada en la Universidad de Cantabria. Ambos se habían conocido en 1989 a través del asesor aznarista Pedro Arriola, con el que había coincidido trabajando para la patronal CEOE (este mundillo es un pañuelo). De 1993 a 1996, ejerció de portavoz económico del PP predicando su liberalismo a lo Popper. Tanta notoriedad alcanzó, que el inefable (no tengo palabras) periodista José María Carrascal lo presentó en unos de sus telemítines nocturnos como el futuro ministro de Economía. Y acertó. Vaya si acertó. No obstante, hubo de esperar a la legislatura de la mayoría absoluta del PP (2000-2004) para tomar las riendas de Hacienda, ministerio desgajado de Economía, cuyo titular con rango de vicepresidente seguía siendo Rodrigo Rato. Las malas lenguas dicen que fue precisamente Rato quien, ironizando con cierta crueldad sobre el engreimiento profesoral de Montoro, le colgó el sobrenombre de 'Tontoro'. En cualquier caso, Tontoro o Montoro ya había hecho méritos suficientes ante Aznar. Por ejemplo, con estas declaraciones a Ernesto Ekaizer en 'El País' (21-5-1993): “El Estado de bienestar de los socialistas es un engaño que en la práctica ha adormecido a la sociedad española”.

Por el camino de la amargura y del ridículo

Si en su primer andadura como ministro de Hacienda tuvo el viento soplando a su favor, pese al enorme tropezón de Gescartera (un escándalo financiero que estalló en 2001 y en el que se volatilizaron 20.000 millones de pesetas de los fondos de los clientes y que le costó el cargo a su secretario de Estado Giménez Reyna), la actual aventura repitiendo cartera en el Gobierno de Rajoy le está llevando por el camino de la amargura. De la amargura y, en muchas ocasiones, del ridículo. ¿O no es ridículo afirmar solemnemente hace un año que “los presupuestos del 2013 son los más sociales de la historia de la democracia,” precisamente cuando mayores eran los recortes sociales? ¿Y cómo calificar sus palabras sobre nuestros sueldos, cada vez con menor capacidad adquisitiva? Sí, esas que han dado la vuelta a Europa: “Los salarios no están bajando en España. Los salarios están creciendo moderadamente en nuestro país” (9-10-2013)

Este Montoro, con merecida fama de prepotente y achulado, ha sido capaz de recordar públicamente a partidos políticos, empresas multinacionales, grupos de comunicación e incluso a actores y actrices sus obligaciones para con Hacienda. Él, precisamente él, que fue el máximo responsable de la amnistía fiscal. “En vez de dar lecciones en editoriales, que paguen sus deudas”, arremetió hace menos de un año contra la prensa. "No hemos tenido aquí a nuestro Depardieu. No ha hecho falta. ¿Saben por qué? Porque algunos de nuestros famosos actores no pagan impuestos en España”. Así se desmelenó en febrero, evitando distinguir entre lo que es tener domicilio fiscal fuera de España y el desvío de dinero generado en España a paraísos fiscales. Pese a confesarse un “devoto” del cine, semanas atrás puso el dedo en la llaga de la industria del celuloide español echándole la culpa de que las películas recaudan menos porque no son buenas, sin reconocer el perjuicio del aumento hasta el 21% de IVA.

Claro que mientras fija su mirada en estos sectores, ha tenido que tragarse sapos como el calamitoso informe de la Agencia Tributaria sobre la presunta venta de las presuntas fincas de la no presunta infanta Cristina de Borbón.

En el mejor de los mundos

¿Es Montoro, además de faccioso, como hemos señalado, un extraterrestre? “España es ejemplo y referente del ajuste económico”, dijo hace una semana, como si se refiriese a otro país, que no a éste. La verdad es que ese día el ministro pareció estar en un trance difícil de entender por quienes, por ejemplo, se han quedado sin poder cursar una carrera universitaria o por quienes sufren las listas de espera para operarse o no pueden comprar el medicamento indispensable porque ya no se les suministra gratuitamente. Ese mismo día, Montoro dijo: “No hay recortes ni en becas ni en educación ni en sanidad. Lo que hay es un Gobierno reformista”. (22-10-2013) ¿Alguien puede explicar semejante despropósito? ¿Sería acaso una muestra de humor negro surrealista? Más. ¿Cómo puede repetir en plan mantra que “la gente empieza a notar la recuperación”?(27-10-2013) ¿Qué gente? ¿Qué recuperación?

Lo peor que le ocurre a Montoro es que sus palabras ya no se las creen ni los votantes del PP. Han pasado cuatro años y han cambiado las circunstancias de cuando valía casi todo, como calificar al PSOE de “banda de inútiles que ha arruinado a España.” Por lo visto al inicio de este artículo, lo principal no es que se arruine o caiga España, sino que la levanten los patriotas de siempre.