El terrorismo islámico
Monstruos creados por Occidente
La política de EEUU en el mundo árabe ha ejercido de caldo de cultivo de una amenaza global
Jesús López-Medel
Abogado del Estado. Expresidente de la Comisión Derechos Humanos y Democracia de la OSCE.
JESÚS LÓPEZ-MEDEL
En historia abundan lecciones de las que no aprendemos. Una es el persistente error de la política internacional de Occidente sobre los conflictos en que se ha metido y que han generado auténticos bumeranes. Particularmente, con una lacra muy peligrosa: el terrorismo. Dos hechos conexos ilustran esto.
En primer lugar, Afganistán. Fue invadido por el ejército soviético el día de Navidad de 1979. Un imperio con una crisis económica y un sistema político acartonado y agrietado fue a ayudar a los comunistas del país asiático frente a los insurgentes muyahidines, que eran grupos guerrilleros islamistas. Pues bien estos y su escuela de talibanes recibirían en esa etapa de la decadente guerra fría (que ahora quiere Putin reverdecer) gran ayuda occidental -económica y militar-, sobre todo de Estados Unidos, involucrándose en ese conflicto, dando apoyo a esos grupos que combatían a los comunistas.
Los soviéticos se retiraron en 1989, en una humillación del orgullo de una potencia ya decadente. La URSS se desmoronaba y los países satélites del Este se alejaban. En EEUU fue muy celebrada esa derrota militar y se sintieron orgullosos de haber cooperado para ello pues esa ayuda logística, armamentística y financiera fue la base para que los muyahidines se multiplicaran y expulsaran a los invasores.
El 11-S del 2001, guerrilleros islamistas, muy crecidos y organizados, 'devolvieron el favor a EEUU' con los impactantes ataques terroristas aéreos. Los norteamericanos habían golpeado un avispero cuyos resultados sufriría. La reacción y guerra posterior en Afganistán evidenció más venganza que otra cosa, ya que daba igual vidas humanas y gasto militar. Importaba humillar al enemigo y localizar al máximo responsable, Bin Laden.
Pero sus intenciones iban más allá y, otra vez, la mezcla de intereses económicos, afán imperialista y su gran prepotencia les llevó en el 2003 a causar una auténtica desgracia cuyos efectos los padecieron entonces en modo de genocidio el pueblo iraquí… y después todos. Sobre la mentira de las supuestas armas de destrucción masiva y la falsedad de democratizar el país con una diversidad de razas y tribus, fueron caldo de cultivo para que la diversificación de células terroristas se fuese organizando. Las infamias y vejaciones inhumanas realizadas por incivilizados oficiales norteamericanos (y calladas por sus jefes políticos y también los europeos), desde diversas prisiones como la de Abu Ghraib, agitaron el mundo del radicalismo islamista hasta el estallido. Las tensiones religiosas, hasta entonces muy limitadas, se enconaron.
Organizar las pautas de Al Qaeda
El jordano Zarqawi importó y organizó en Mesopotamia las pautas de Al Qaeda. Numerosos sunís se radicalizaron al ser humillados por EEUU, que impuso un gobierno chií, y se irían integrando en grupos terroristas. Este personaje muy cruel fue quien empezó con los uniformes naranjas que vemos ahora en sus prisioneros y las decapitaciones masivas. Creó las bases de lo que es desde el 2005 el Estado Islámico. Sus ataques eran intensos a cristianos, intereses norteamericanos o incluso sunís. El terror por el terror. Desde Occidente se alentó que, entre ellos, los sunís, también luchasen a través de las 'shawas' financiadas, otra vez, por EEUU. ¡Que se matasen era la solución del Pentágono!
Pero en el 2011 el estallido en Siria fue un resurgimiento del Estado Islámico que saldría fuera de Irak a otros países complicados como Jordania y Líbano. Incluso devoraría a Al Qaeda e integraría a grupos criminales de África negra como Boko Haram. Hasta los antiguos enemigos en Irak se realinearon con aquellos. Ofrecen un 'atractivo' proyecto que no solo es terrorismo y caos, también la creación de un califato islámico extensible por la fuerza, y acaso, en Europa.
Abundantes nuevas mezquitas
Cuentan con la financiación de países que 'acogemos' aquí muy bien con negocios, como son Arabia Saudí y Catar. Hace escasos días estuve en Senegal. Me hablaron y percibí por mismo esto último, con una inversión muy creciente en abundantes nuevas mezquitas (en cada gasolinera, por ejemplo) y servicios sociales vinculados, detectándose una progresiva radicalización en sectores de un país moderado. También lo son o eran otros países como Mali, Túnez o Yemen, ahora golpeados.
Las matanzas de otros árabes y cristianos en Oriente no se difundían y, de pronto, EEUU se pregunta qué sucede, sin entender que su nefasta política en la zona ha sido caldo de cultivo de una amenaza letal para todos. Los responsables son los grupos que desde concepciones muy radicales, crueles e inhumanas están actuando en cada vez más zonas del planeta. Pero ello no debe impedir recordar una lección, la de los monstruos alimentados por occidente.
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