Al contrataque

Monjas, ángeles y ladrones

Concepción Picciotto, en una imagen de archivo frente a la Casa Blanca.

Concepción Picciotto, en una imagen de archivo frente a la Casa Blanca. / periodico

XAVIER SARDÀ

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¿Cómo dibujaría Goya sus caprichos en la actualidad? Eran 80 grabados satíricos y mágicos sobre la sociedad española del XVIII. Podría dibujar sobre las monjas retenidas en el convento de clausura de las Mercedarias de Santiago. Tres de las diez monjas enclaustradas han sido liberadas por la policía. Las tres llegaron hace 15 años al centro religioso siendo unas adolescentes y convencidas de que harían una labor social como la que la orden realizaba en la India, su país. Error. En la España goyesca les esperaba una entrega radical al silencio y a la clausura.

Las tres monjas pidieron la dispensa de los votos pero fueron amenazadas con la deportación. Miedo. Hoy están ya en una casa de acogida. Quince años de silencio, oración y sin contacto con el exterior. Tienen ya 30 años. Es como una trata de personas para su explotación espiritual y para alcanzar los cupos a los que no se llega con las vocaciones nacionales. Clausuradas, silentes e indocumentadas.

Imaginemos el grabado. Goya dibujaba a la gente monástica en sus caprichos. Ahí estaban los monjes feos y en su mugre. Como dijo Baudelaire del pintor: «Monjes bostezantes, monjes glotones, cabezas cuadradas de asesinos preparándose para los maitines, cabezas arteras, hipócritas, finas y malvadas como los perfiles de las aves de rapiña». Sin duda, podría haber dibujado uno de sus grabados lleno de tinieblas, sobre lo sucedido en el cenobio de las monjas esclavas.

Un ángel terrenal

Podría pintar otro capricho alado magnifico y positivo sobre Concepción, una española recientemente fallecida y que estuvo acampada ante la Casa Blanca tres décadas.Treinta años con una tienda que hace mucho tiempo se convirtió en atracción turística. Viento, lluvia, nieve o calor sofocante, no importaba porque siguió allí hasta sus 80 años o más. Decía que había perdido la cuenta.

La protesta de esta española se inició porque su exmarido americano la separó de la hija adoptiva de ambos. La gallego-norteamericana Concepción no vio más a la pequeña, pero decidió seguir su protesta contra la trata de menores y en defensa de los derechos de los niños y la paz mundial. Cara castigada por el sol y el frío. Treinta años goyescos. Cinco presidentes la vieron frente a su residencia, en el 1.600 de la avenida Pensilvania.Un ángel terrenal.

El gran merito de Goya consiste en crear lo monstruoso verosímil. Sus monstruos han nacido viables y grotescamente armónicos: «Todas esas contorsiones, esas caras bestiales, esas muecas diabólicas están imbuidas de humanidad». Imaginamos un grabado espantoso sobre la grotesca corrupción. Quizá en una mitinera plaza de toros abracadabrante y por supuesto goyesca. Miedo.