La Modelo empieza a ser pasado

La cárcel de Barcelona ve la llegada de la piqueta para iniciar un cierre que culminará en el 2017

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El traslado de la centenaria y hoy obsoleta cárcel Modelo fuera de la trama urbana de Barcelona es un proyecto que se remonta a décadas atrás y que ha embarrancado en varias ocasiones. Es, de alguna manera, un plan con un maleficio similar al de la plaza de las Glòries, pero al revés: aquí no se trata de construir sino de deconstruir, en este caso no tanto un recinto físico como el uso singular que hasta ahora se ha dado al mismo. No es preciso abundar mucho en que el Eixample actual no es el lugar adecuado para un centro de reclusión que acoge a centenares de presos condenados o preventivos. Por dos razones fundamentales y ambas igualmente importantes: por una parte, la dignidad de los internos y la necesidad de vigilarlos de forma eficiente y segura; por otra, la anomalía que para los vecinos significa tener una instalación tan sensible a las puertas mismas de sus viviendas.

Pero a la hora de plantear soluciones, a la oposición popular que suele acompañar los proyectos de nuevas cárceles -en este caso, la sustitutoria de la Modelo- se sumaban las dificultades presupuestarias de la Generalitat para financiar un centro de reclusión de gran tamaño. De ahí que el traslado de la prisión de Barcelona a la Zona Franca, pactado en firme hace ya diez años por el Govern tripartito y el Ayuntamiento socialista, se haya ido posponiendo y el nuevo recinto carcelario, que debía ser una realidad a finales del 2010, no haya pasado aún de los planos. El calendario que ahora se maneja es diciembre del 2016 para inaugurar la prisión en ciernes y trasladar allí a los presos de la Modelo y el primer semestre del 2017 para cerrar definitivamente las instalaciones de la calle de Entença, siniestro -y en muchas ocasiones sangriento- símbolo de la dictadura para las generaciones que vivieron bajo el franquismo.

Este calendario a medio plazo tuvo ayer como prólogo el derribo de una pared de una nave adyacente a la estrella panóptica, unos 1.200 metros cuadrados de los 14.000 que ocupa la cárcel. Fue un acto meramente simbólico claramente relacionado con las elecciones municipales de mayo, pero la presencia de la piqueta es la prueba de que ya no habrá marcha atrás. Lo que se haga con las dos manzanas de la Modelo es aún en buena parte una incógnita, aunque si nada se tuerce Barcelona empezó a aprobar ayer una de sus grandes asignaturas pendientes.