CAMISAS BLANCAS

Modelar la alteridad

ALBERT SÁEZ

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Como no estoy de acuerdo con lo que piensas te acuso de rendirte a los sentimientos que no tengo  y a las emociones que no son las mías. Como lo que dices va en contra de mi estatus te acuso de estar vendido a los más oscuros intereses. Como no me gusta lo que haces te acuso de antidemócrata para evitar criticar mis propios errores. Como no me gusta cómo eres niego que seas como yo. Ese narcisismo que ha descrito Esteve Miralles sobrevuela el ferragosto preelectoral. La operación consiste en modelar al otro de acuerdo con los propios intereses electorales. A cierta derecha y a cierta izquierda le conviene presentar a Junts pel Sí como un batiburrillo ideológico creado con la chequera de la corrupción convergente para engatusar a las almas cándidas desinformadas que miran TV-3 y leen la prensa subvencionada catalana. La verdad alternativa, nacida de la supuesta racionalidad democrática, está lógicamente del lado del Estado, esa máquina que nunca apela a los sentimientos y que promueve la información veraz a través de los medios concesionados  y de la prensa banquerizada.

A cierto independentismo también le conviene esculpir a Catalunya Sí que es pot a su modo y manera como el caballo de Troya del neoespañolismo rampante forjado en el PP de la Gürtel, en el PSOE de Alfonso Guerra y en la pandereta de poner el himno franquista cuando una chiquita gana el campeonato del mundo de bádminton. La verdad revelada sería una Catalunya idealizada hasta el extremo de no haber existido nunca simplemente porque está por hacer.

Algunos piensan que este ejercicio de desfiguración del adversario solo se produce en el caso catalán y en el tema del independentismo. Desgraciadamente no es así. ¿Ya nadie recuerda el dóberman de la última campaña que ganó Alfonso Guerra? ¿Nadie lee los comentarios y los artículos de la prensa griega en la que Merkel es una mera caricatura de la canciller que busca cualquier oportunidad para castigar a los helenos? ¿Nadie ha obseravdo la prensa sensacionalista alemana en la que griegos -y españoles- aparecen caricaturizados como holgazanes? Uno de los dramas del debate catalán es que ni unos ni otros colocan al adversario en el contexto europeo. Narcisismo.