¿Moción de censura o propaganda?
Tras el golpe de efecto de Podemos, el interrogante: ¿por qué aboga hoy por destituir a Rajoy y no lo hizo un año atrás, cuando estuvo en su mano?
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
En la corta historia del parlamentarismo español, el instrumento de la moción de censura no es de uso demasido común, pues la oblgación de presentar un candidato a la presidencia entorpece el acuerdo entre las fuerzas de la oposición.
En algunas comunidades se ha empleado como acto de revancha entre socios de gobierno, una vez rota la coalición, pero a menudo el presidente derrocado ha recuperado el poder en las urnas. Pero las más de las veces la moción de censura se instrumentaliza como plataforma de propaganda al servicio del jefe de la oposición, que la presenta, a sabiendas de que la perderá por falta de apoyos, con el único propósito de afianzar su liderazgo y evidenciar la debilidad del jefe del Gobierno. Así lo hicieron Felipe González en 1980, Antonio Hernández Mancha en 1987 o Josep Piqué en el 2005, entre otros. En otras ocasiones (Alfredo Pérez Rubalcaba en el 2013, Ciudadanos en Murcia hace unas semanas) se blande como amenaza con el único fin de forzar la dimisión del gobernante cuestionado.
SIN NEGOCIACIÓN PREVIA
Puesto que Pablo Iglesias y Mariano Rajoy no gobiernan en coalición ni tienen acuerdos secretos, que se sepa, la moción de censura anunciada por el líder de Unidos Podemos se enmarcaría más bien en la explotación propagandística de las herramientas reglamentarias. Así lo indica la ausencia de negociación previa con las otras fuerzas de la oposición y el momento elegido para anunciar la iniciativa, con un PSOE descabezado y a la espera de que los militantes elijan en mayo secretario o secretaria general. Pese al grandilocuente y coral anuncio de Iglesias y sus confluencias, su principal propósito ra recibir de inmediato las calabazas socialistas --que, en efecto, le entregó Antonio Hernando-- para así poder proclamar que es él, y no quien quiera que dirija el PSOE, el verdadero jefe de la oposición a Rajoy.
Más allá de este golpe de efecto en pleno 'tsunami' de la corrupción del PPcorrupciónPP, cuesta entender que Podemos esté hoy más dispuesto a destituir a Rajoy que hace un año, cuando tuvo en su mano hacerlo pero prefiririó darle una segunda oportunidad. Misterios de la nueva política.
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