tú y yo somos tres
El misterio del baúl azul
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
FERRAN MONEGAL
Nada más entrar en casa de Jaume Sisa se encontró Albert Om (El convidat, TV-3) con un baúl azul colocado junto a la puerta. Intrigado, quiso abrirlo y saber qué había dentro. Sisa le paró los pies inmediatamente. De buenas maneras, con la ternura que habitualmente desprende, pero con firmeza, le advirtió: «En este baúl guardo cosas, y no lo abrirá nadie hasta que me haya muerto». ¡Ah! El baúl azul de Sisa es un apasionante misterio. Su vida, para la gran mayoría que escuchamos sus canciones pero no le conocemos, también. La casa de Sisa ha sido una sorpresa. Yo la imaginaba como la de Pau Riba, cuando nos la enseñó Lluís Reales en Respira (BTV, julio del 2010), o sea, llena de cachivaches, abigarrada y caótica. Pero el pisito de Sisa respira un orden perfecto. Pulcro, austero, lo poco que atesora está inmerso en una atmósfera impolutamente escueta. En lugar de tele, tiene un patinete. La pieza central de su salón es el tocadiscos y los altavoces. Y mientras Om deshacía la maleta, Sisa puso en el plato giratorio un LP de la italiana Alice, Gioielli Rubati, y se extasiaba ante la versión que hace esta cantante de la magistral pieza de Battiato, Prospettiva Nevski. Siendo tremendamente miope («tengo 25 dioptrías en cada ojo, me operaron, me quitaron las gafas, y sigo viendo igual de mal, pero sin gafas»), a pesar de su aparente cortedad de vista, cuando Sisa escuchaba a Alice su mirada era luminosa. Lo mismo ocurrió cuando Om se lo llevó a Montjuïc, y recordaba los años 70: «Cuando murió Franco, nos decíamos con entusiasmo '¡Ahora se inaugura el mundo!'. Duró poco. Otro poder se instaló. Controló. Y se acabó la fiesta». Y mientras evocaba estos recuerdos, la miope mirada de Sisa recobraba aquella intensidad que vimos cuando escuchaba a Alice en Prospettiva Nevski. Tierna criatura. Solitaria («el matrimonio no es una cosa natural»), el Sisa que nos ha descubierto Om nos ha gustado en casa enormemente. Transmite fragilidad y, a la vez, irradia afecto. Un ser humano singular, sumergido en una melancólica rareza.
Un cantautor es siempre un raro en la tele. Esta semana Juan Carlos Ortega (La mitad invisible, La 2) ha encontrado también otro baúl: el de la recordada Cecilia. Lo ha podido abrir y ha brotado de él Un ramito de violetas. ¡Ah! Cuando abran el baúl azul de Sisa quizá encontrarán ahí toda la Nit de Sant Joan. Entera. Y una botella de champán para inaugurar un mundo nuevo. Raro. Honesto.
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