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Misión Invisible

RISTO MEJIDE

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Vinton Cerf, uno de los padres fundadores de internet, le dijo hace poco a mi admirada Marilín Gonzalo que Internet sería invisible en 2050. No aclaró si se refería también a los Juegos Olímpicos de la capital, pero si el señor Cerf tiene razón, puede que seamos la última generación que tenga que «buscar en Internet». Eso que hoy llamamos Internet, como Dios Padre Todopoderoso, Omnipresente, Omnipotente y Omnisciente de Todos los Santos y seguramente Borbón, estará en todos los detalles y en todas las cosas.

Fiel a estas últimas tendencias, la alcaldesa de Madrid Tuenti Tuenti, toda moderna ella, ha querido ser la primera en multiplicarse por cero. No, no quiero hacer más escarnio de nuestra Juan Valdez quemada en su propia antorcha de las vanidades. Bueno, apetecerme sí me apetece e igual hasta se me nota un poco, pero desde pequeñito me enseñaron que no hay que hacer leña del madroño caído. Al fin y al cabo, vale, habrá perdido los juegos, pero de la noche a la mañana, con un solo eslogan y de un plumazo, nuestra exprimera dama ha potenciado la industria cafetera patria, ha inspirado a músicos y emprendedores de todo el país (acupofcafeconleche.com), ha apartado al fantasma de Bárcenas durante una semana y nos ha convertido en profesores de inglés avanzado y humoristas del todo a cien. No está mal. Si es verdad que hay sobresueldos en su partido, ella y sólo ella, la Botella, debería ser la empleada del mes.

Detrás de un fiasco de semejante calibre es muy difícil esconderse, sobre todo ahora que nos falta dinero para las cosas realmente importantes y circula por ahí lo que ha costado el fiasco, cifras indignantes y escandalosas incluso para una candidatura que encima tenía todos los números, sí, pero de acabar en ridículo. Así que la alcaldesa a la que nunca han votado los madrileños ha tirado de eso que llaman pundonor y se ha colocado ante la opinión pública expresso en mano para hacernos saber que sabe reírse de sí misma. Menos mal. Si no fuera por ella, a los demás ni se nos habría ocurrido. Y por si fuese poco parapeto, han colocado la sombra de la sospecha sobre el COI y a un experto americano en candidaturas exitosas que ya se ha paseado por los medios entonando el mea culpa y sólo mea. Escalofrío en las gotitas finales.

Mi animal mitológico favorito es un político que analiza el porqué de sus fracasos, no le echa la culpa a los demás, asume sus responsabilidades y encima se le pasa por la cabeza dimitir. Y yo que soy un romántico, le voy a regalar a doña Ana el típico consejo que no me ha pedido.

Al margen de chascarrillos y diretes, las personas, como las empresas, como las expediciones, como las campañas de publicidad de cualquier candidatura, deben partir siempre con dos herramientas en la mochila: una misión y una visión.

La misión es todo lo que quieres para ti. Yo, por ejemplo, he descubierto que no me gusta nada ganar dinero. Me gusta gastarlo. Que no es lo mismo. De hecho, no tiene nada que ver. Si el dinero que tengo que gastar ya era mío, me lo gané yo o me ha caído de una herencia de un tío rico que acaba de diñarla pero como nunca lo conocí no me sabe ni mal, pues también me vale. Oye, que me lo gasto igual, que no le haré un feo. Por eso nunca seré millonario. Y por eso creo que en otra vida habré sido una excelente alcaldesa de Madrid o si me apuras, hasta tesorero del PP.

La visión, en cambio, es todo lo que quieres para los demás. Cómo quieres dejar el mundo que te has encontrado. Qué te gustaría dejarle a la gente cuando ya no estés. Y por lo tanto, por qué motivo quieres ser recordado. Es una lástima que la Botella no vaya a ser recordada por la alcaldesa que trajo los Juegos Olímpicos a Madrid. Lo que igual debería haberse preguntado antes era qué ocurriría si fracasaba. Siempre está a tiempo de convertirse en criatura mitológica. Es sólo una idea.

Lo siento por los madrileños. Lo siento por los catalanes. Y por los murcianos, y por los malagueños, lo siento por las oportunidades perdidas para levantar negocios, burbujas o aunque sólo fueran pasiones, lo siento por todos los que habían puesto lo poco que les quedaba de ilusión y ahora se la devuelven pasada por un relaxing cup of café con leche.

Pero me alegro por nuestros dirigentes. Esos que nos pintan el futuro inmediato en bellos tonos pastel iPhone C mientras con la otra mano ahora descubrimos que se lo han ido llevando crudo.

El principio para curarse jamás fue un bonito cuadro al óleo.

Sino una fría y fea analítica.