Mis amigos los quioscos de diarios

Los quioscos de periódicos están pasando una mala temporada. Hay excepciones, claro, pero el movimiento de desaparición ya es apreciable. La última noticia es que Christian Lee, empresario, ha adquirido uno en la Gran Via de Barcelona y lo ha convertido en una tienda de móviles y 'gadgets' tecnológicos. Tiene previsto reconvertir más. Lo entiendo. Cerca de casa, en el Eixample, hay dos quioscos que hasta ahora resisten. ¿Durarán mucho? La venta de periódicos no pasa por un buen momento. Las actuales herramientas para obtener información son muy eficaces, muy rápidas y constantemente renovadoras para ofrecer la actualidad en cualquier momento del día.

Yo soy diariófilo. Cuando he hecho un viaje al extranjero, una de las primeras decisiones siempre ha sido comprar el periódico del día, fuera en francés, en inglés o en italiano. Al alemán renunciaba, pero no podía evitar hojearlo si me lo dejaban en la habitación. Me era imposible ver un diario y no intentar entender, al menos, alguna frase.

¿Los quioscos de prensa convertidos en tiendas de instrumentos tecnológicos? Me hago cargo, los turistas compran si encuentran un anzuelo en su camino. Se ha iniciado un movimiento, creo, para que el turista encuentre fácilmente lo que le gusta encontrar en todas partes. La tienda especializada es para los que se sienten atraídos por las cosas 'diferentes'. Yo aún he visto, en Londres, una tienda muy pequeña donde vendían solamente corbatas... ¡y las planchaban!

Los centros de las grandes ciudades van siendo estándar. Las grandes marcas de ropa presiden los mismos lugares. Europa está progresando hacia la uniformidad de sus centros comerciales. Los magníficos escaparates de París, Viena o Milán parecen diseñados por la misma persona (y quizá lo son).

En el Empordà, las 'botigues' eran las modestas casitas de la playa donde los pescadores guardaban las redes y otras herramientas. Ahora las tiendas se retiran para dar paso al Palacio de la Moda y el Paraíso Gourmet.