PRIMARIAS DE LOS SOCIALISTAS CATALANES

La mirada torcida del PSC

El socialismo catalán está pagando caro las consecuencias de no haber querido plantar cara al soberanismo primero y al separatismo después

El líder del PSC, Miquel Iceta, en el Parlament.

El líder del PSC, Miquel Iceta, en el Parlament. / periodico

JOAQUIM COLL

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Este sábado se resolverá la pugna por el liderazgo entre Miquel Iceta y Núria Parlón. Han sido unas primarias tranquilas en la superficie, saludadas por las buenas formas, pero vividas con mayor tensión dentro del partido, sobre todo allá donde los aparatos territoriales han apostado su futuro a una sola carta. Salvo sorpresa, ganará Iceta, la duda es si holgadamente o por poco pues todas las elecciones binarias, sean referéndums o primarias, tienden a dividir el voto al 50%. El actual primer secretario se impondrá gracias a su mayor solvencia política para afrontar un escenario aún más complicado que hace un mes cuando nada hacia augurar la dramática implosión del PSOE.

Del presidente de la gestora, Javier Fernández, en el PSC esperan que proponga una abstención limitada a 11 diputados, suficientes para desbloquear la investidura en segunda vuelta. Eso no solo evitaría la fractura con el socialismo catalán, también aligeraría otras muchas tensiones internas y permitiría rehacer con el tiempo un discurso de oposición al PP.

Más allá de dirimir legítimas aspiraciones personales, estas primarias no han servido para cambiar la mirada torcida del PSC, que sigue obstinadamente tuerta, porque se niega a preguntarse hacia dónde ha perdido de verdad votos en la última década. Su mayor preocupación ahora mismo es cómo disputar el terreno a los comunes de Ada Colau. Sorprendentemente, parece que tiene prohibido plantearse por qué en las elecciones al Parlament de hace un año C's se convirtió en la primera fuerza no independentista en casi todos los municipios metropolitanos. En el PSC se olvidan a menudo que hoy la líder de la oposición se llama Inés Arrimadas con 735.000 votos. Ni Iceta ni Parlón se preguntan qué han hecho mal para ceder al partido naranja el liderazgo que naturalmente le correspondería al PSC como fuerza socialdemócrata y federalista. El socialismo catalán está pagando caro las consecuencias de no haber querido plantar cara al soberanismo primero y al separatismo después.