Al contrataque

El milagro de menos a Mas

XAVIER SARDÀ

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Se acabó la comedia del pacto fiscal. Todo el mundo sabía que Mariano Rajoy no lo aceptaría. Artur Mas se ha quitado la mochila de encima y anda ligero de equipaje. Mas inventó lo del pacto fiscal como propuesta inviable, encaminada a conseguir el rédito político del victimismo y salir reforzado para la transición nacional y tal y tal. Era pedirle peras al olmo y hemos perdido el caducifolio y las limoneras.

La hoja de ruta se ha traspapelado con la gran manifestación y a Mas le ha salido la jugada que ni pintada. Ha sido el milagro de TV-3, los manifestantes y los votos. Mas tiene la sede de Convergència amenazada de embargo por el juez por lo de Ferrovial, al secretario general de Convergència señalado por Hacienda por el presunto chanchullo de la ITV, a la calle protestando sus recortes, él pidiendo el rescate a España y recibiendo dinero de Rajoy para llegar a fin de mes. Vaya, lo normal. Dios hizo el mundo en seis días. Mas ha pasado en seis días de verdugo a víctima. Seis días para pasar de Eduardo Manostijeras a Eamon de Valera o Simón Bolívar a la catalana. Es un milagro. Para Mas. Para el país, no se sabe.

Superado el shock inicial por lo de la manifestación, el president le dice al sector más radical de su partido: «Dejadme solo». Rajoy entra al trapo y le niega el pacto. Mas, ya sin el peso del capote, hará filigranas con la muleta.

El president se aúpa a lomos de los que salieron a la calle el Onze de Setembre y se hace sacar triunfante por la puerta grande. Puro arte. Ni en el Polònia. ¿Quién puede decir que el pacto fiscal no ha servido para nada? Otra cosa es la bizantina discusión de la clase política catalana encaminada solo a mayor gloria de Mas. ¡Cuánto complejo y cuánto miedo a no salir en la foto! Felicidades, president. Al resto de formaciones ya las felicitaré otro día.

Pronto seremos rescatados

¿Qué pasará a partir de ahora? Elecciones, tira que te vas y luego las «estructuras de Estado». Hay para rato. No sé si los tertulianos de la unanimidad aguantarán la comba o a la larga tendrán que hablar de otras cosas como en un país normal. De hecho, pronto seremos rescatados: Catalunya por España, España por Europa y espero que Europa por Jesucristo y señora.

Pero si faltan ideas, Francisco Vighi y su célebre poema satírico sobre los prejuicios: «Para que te exaltes, castellano, hombre seco, hombre de tierra. Para que me odies, catalán, más fenicio que de Grecia; y tú, manchego retardado, cazurro de alma plebeya; isleño cursi y rastacuero, balear ladrón, hijo de chueta; leonés rencoroso y zafio; montañés vano, hombre de cera; y tú, aragonés que llamas a la bestialidad franqueza; para que me mates, levantino, simulador de arte y de belleza; vasco hipócrita y ambicioso, insúltame con tu pobre lengua; asturiano traidor y falso; gallego llorón y sin vértebras; murciano sucio, feo y torpe; extremeño de las cavernas; madrileño que de real orden eres tonto por dentro y por fuera». Lo de siempre.