Mierda

Bueno, ya sabes, la hemos cagado del todo. Así lo dijo Michael Horn, el presidente de Volkswagen Norteamérica. Sinceridad no le faltó al tipo. Pues sí, la cagamos. Especialmente por dejarnos pillar. Fue demasiado. Casi 10 millones de coches manipulados. Hay que sentirse muy poderoso para mearse -sigamos con la escatología- en todo el sistema de control de emisiones de gases contaminantes. Esto no hay quien lo tape. En fin, chico, que se ha descubierto el pastel. ¿Y ahora? Pues entre todos vamos a tener que arrimar el hombro, ya se sabe. A lo hecho, pecho. No hay pecado sin penitencia. Me entiendes, ¿verdad? A ver, tampoco te pongas chulito. Como comprenderás, no somos una oenegé. Y si hay que darles un tajo a las inversiones, se les da. Y si hay que despedir, pues… ¡Cuidado, chaval! No te subas a la parra. Tampoco vas a compararte con nuestros directivos. Y no me gusta que los llames estafadores y, menos aún, delincuentes. ¿Qué te has creído?

¿Que nos hemos beneficiado de subvenciones del Estado por motores limpios? ¿Que ese dinero también era tuyo? No querrás que lo devolvamos, ¿verdad? A ver si te enteras, muchacho. Los gobiernos van a arrodillarse ante nosotros, los tenemos cogidos por los huevos. Si nos vamos, aquí se arma la de dios. Los parados seríais legión. Quizá nos hayamos quedado con el culo al aire, pero los que vais a recibir sois vosotros. Ahora lo entiendes, ¿verdad?