LA CORTINA DE HUMO

Mezcla de sentimientos

TONI
Aira

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Cansa, sobre todo a aquellos que no nos dedicamos a ello, pero la táctica en política es inevitable. Todos la practican y de hecho cuando los partidos no se quedan ahí y lo combinan con una mirada estratégica que trasciende sus intereses particulares, incluso se puede llegar a entender. O no, pero tiene su sentido. Los discursos de Artur Mas y Oriol Junqueras en el Debate de Política General del Parlament tuvieron momentos cruzados intensos que debían provocar una mezcla de sentimientos no solo en sus respectivas parroquias. Todo tiene su por qué.

Junqueras, sin papeles pero con un discurso muy pensado que en los tramos e ideas clave debía pasar antes por el grupo de whatsapp que tiene con su más estrecho grupo de colaboradores. Dicen algunos de quienes forman parte de él que el líder republicano acostumbra a consultarles por esta vía ideas que cree que hay que impulsar o poner encima de la mesa. Eso en teoría lo hace antes de echarlo adelante, para que cada cual del equipo diga la suya y él decida, cuando no pasa que ya ha se ha puesto a ello antes de que se llegue a pronunciar nadie del equipo. Entre los destacados del grupo: Sergi Sol (director de comunicación del partido), Lluís Juncà (jefe de gabinete) y dicen que también un periodista bastante conocido. Esta semana aconsejaron contundencia en tramos del discurso y finezza con las formas y a la hora de votar y acordar resoluciones. Pero todo con voluntad de no precipitar ni colapsar nada, y aún menos un escenario de elecciones anticipadas. Al menos ahora.

Si ha servido para algo el debate de esta semana, habrá sido, entre otras cosas, para destapar las estrategias de todos los partidos. Entre los grandes, por ejemplo, ha quedado claro que nadie quiere elecciones anticipadas. Y la promesa del Govern de recuperar la paga extra de los funcionarios va en esa dirección. Dicen que es porque están hartos de recortar, pero a eso se suma un detalle táctico, oculto bajo el discurso oficial: si ERC fuerza elecciones o si no ayuda a aprobar un nuevo presupuesto, tocará prorrogar el actual. Y hay que saber que un presupuesto prorrogado no puede superar el gasto del original, por lo que la promesa de la paga a los funcionarios (centenares de miles de familias) sería casi imposible de cumplir. Por lo tanto, más presión encima del socio para no romper. Es decir, que se fían pero no. Los unos de los otros. Y de ahí la mezcla de tácticas (las que ponen en juego) y de sentimientos (los que provocan a los demás). «¿Vas de verdad? Pues a ver si se nota», se dicen mutuamente sin decirlo. Y otros muchos lo pensarán de ellos dos a la vez. En breve, la respuesta.