Meterla, no meterla, y Alvarito

Apoteósica síntesis de sexo y de calentamiento porno, la que nos ha deparado esta semanaMerceditas Milàen suratomaquia(Gran Hermano, T-5). Tenía delante de sí aIgor, el último expulsado de la jaula, y ella estaba interesadísima en descubrir si el muchacho había copulado conMiriamcuando estaban los dos haciendoedredonningen Guadalix. Le decía:«¿Un rocecillo?... ¿Un arrimar la cebolleta?... Oye Igor, ¿tú te corres en un segundo, tío? Porque si te corres en un segundo eres un mierda, perdona que te diga. Si te corres en un segundo eres... ¡récord Guinness del desastre!». Y viendo que el muchacho aguantaba, y no entraba al trapo ni siquiera tras lanzarle esas puyas -y no digamos cómo aguantaba la pobreMiriam, sentada entre el público- se levantó entoncesMerceditascon mucha energía y pasó a ofrecernos una clase práctica, que escenificó allí mismo. Dijo:«Vamos a hacer una lección de anatomía. Vamos a meterla, ¡meterla!»,y se paseaba por el plató, arriba y abajo, metiendo su dedo índice dentro del agujerito. ¡Ahh! Qué plasticidad la de ese momento, qué entrega, qué dedicación, qué ritmo más tremendo el deMerceditas, metiendo y sacando con frenesí, como una loca, su dedo de su agujerito. Y cuando se cansó, remató aquella lección, aquella clase magistral, haciéndonos una confidencia muy ejemplar y bonita. Se puso muy seria y dijo:«Si yo os explicara lo que hago con Alvarito... Porque Alvarito, que es el director de la gala, y yo, tenemos un lío. No os podéis imaginar la que armamos. Me mete mano, me dice todo, y yo le hago... ¡le hago hasta pajas con las piernas!». ¡Ahhhh! Después de esta confesión deMerceditas, después de contarnos lo que le hace con las piernas aAlvarito, hemos comprendido en casa, perfectamente, las pavorosas predicciones de los mayas sobre el fin del mundo.

FELIPE GONZÁLEZ.- Le preguntó ayerSusanna Griso aFelipe González(Espejo público, A-3 TV) qué opinaba delcaso Bárcenas. Contestó:«Tiene la apariencia de un chantaje». Y añadió:«Cuando se rechaza un intento de chantaje se paga un precio. Cuando no se rechaza, se paga un precio cien veces mayor». También le preguntó porCarlos Slim, el hombre más rico del mundo. Dijo:«Sigo siendo amigo suyo. Pero he comprobado que la amistad no es compatible con proponer negocios». ¡Ah! Eso sí que es una rareza. Hoy, la mayoría de amistades famosas, se fraguan haciendo suculentos negocios.