El sacrificio de cada año

Messi sortea la entrada de Oriol Riera en El Sadar.

Messi sortea la entrada de Oriol Riera en El Sadar. / periodico

JORDI PUNTÍ

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El paso del tiempo suele agrandar las leyendas y les da un aura de misterio. Poco a poco los hechos se confunden con las invenciones y al final resulta que media Barcelona fue al concierto de los Beatles en la Monumental, o que se conservan como reliquias los 18 dedos de San Lorenzo. Si hoy en día la leyenda de Leo Messi es ya planetaria, y sus cifras nos parecen sobrehumanas, no nos podemos imaginar qué pasará dentro de 50 años, cuando se recuerden las hazañas del mejor jugador de la historia. A mí no me sorprendería que alguien asegurara que cada año, como si fuera un dios inca, exigía para seguir jugando el sacrificio de un delantero al final de la temporada, como aquellas vírgenes que sacrificaban en ofrenda al sol.

La lista de traspasos daría alas a la teoría: empezaríamos por Eto’o y seguiríamos por Ibrahimovic, Villa, Alexis, Pedro, Sandro, Munir... Todos ellos, jugadores que después han hecho una carrera notable en los nuevos clubs. Solo hay que ver los goles que Sandro hace para el Málaga o el trofeo de jugador más valioso que David Villa acaba de ganar en Estados Unidos.

Lo cierto es que esta lista de bajas VIP demuestra que el Barça es un club muy exigente, pero también que la paciencia va escasa. El año pasado los éxitos del tridente Messi-Suárez-Neymar pusieron fin a la incertidumbre, dando confianza al equipo, pero al mismo tiempo han fijado una especie de clasismo. ¿Quién será el sacrificado a final de temporada?, se preguntarán los otros delanteros.

Los números de Alcácer lo ponen en el centro de la pira funeraria, pero hasta ahora no ha tenido suerte ni continuidad. Rafinha sigue siendo el tercer máximo goleador en la liga, pero nadie recuerda cuando hizo esos cinco goles. Arda Turan hizo una exhibición en el partido de Champions del miércoles, pero nunca sabremos si ese hat-trick le hizo titular ayer en el Sadar o simplemente jugó porque Neymar estaba sancionado.

SER MÁS FLEXIBLE

Después de los tres goles contra Osasuna, en una victoria más contundente y espesa de lo que aparenta, ahora se disiparán las dudas sobre la MSN, como si no hubieran existido los partidos en que Neymar resbalaba y no regateaba, o que Luis Suárez combinaba siempre demasiado fuerte o demasiado flojo, y fallaba goles cantados.

La vuelta de Iniesta ha dado pausa y ritmo al fútbol del Barça, al igual que Umtiti ha serenado de nuevo el centro de la defensa. Ahora todos parecen mejores. La lección, sin embargo, es que Luis Enrique debería ser más flexible, sobre todo cuando el trío de intocables no acabe de funcionar. Las entradas y salidas del equipo deberían ser más regulares, menos traumáticas, y los períodos de confianza más largos.

Si un día no juega Rakitic, como ayer, no hay que pensar que ya ha caído en desgracia, sino que al equipo le convenía más André Gomes. De no ser así, la situación nos empuja a dudar de los criterios del entrenador, luego vienen las conspiraciones y al final se acaba creyendo en dioses incas y sacrificios letales.