La mesa 9

El BistroMiró es un establecimiento de la calle Rafael Buelna, en Culiacán, la capital del estado mexicano de Sinaloa. No es muy antiguo y no tiene el encanto de algunos cafés del DF o de Querétaro, que atesoran un historial de conversaciones y convulsiones. Está decorado de manera sencilla, con mesas de madera y sillas con respaldo de madera y asiento de piel sintética, aunque hay rincones con sofás amables. Las paredes tienen un tono ocre y rosado, y el atractivo principal es una pequeña piscina que hay en el exterior. Esto le confiere un punto de frescura y mucha luminosidad, porque desde el interior, a través de unos grandes ventanales, se puede contemplar el patio.

En una de las mesas del BistroMiró, la número 9, cada día desayunaba el periodista Javier Valdez, asesinado por los narcotraficantesJavier Valdez que él combatía con sus artículos y sus investigaciones. Un café y un bocadillo de atún. A las siete de la mañana. Dejaba su panamá sobre la mesa y leía o hablaba con los camareros del local. Al día siguiente de su muerte –que ahora ya sabemos que fue con alevosía y afán de humillación– los clientes llenaron la mesa con un café, unas flores naranja, una rosa blanca, un vaso de agua y un ejemplar de La Jornada con la noticia del crimen. El periodismo todavía es eso: un diario junto al café a la hora del desayuno. En esta imagen de cada día se habla de civilización por encima de la barbarie. Cada día un periódico, cada día una lucha.