MIRADOR
Mentiras anticipadas
La gestión de Junqueras en Sant Vicenç dels Horts parece ser el milagro de los panes y los peces
En todas sus giras televisivas, a la mínima ocasión, Oriol Junqueras coloca ejemplos de su labor al frente de Sant Vicenç dels Horts. Si nos lo creemos, su alcaldía anticipa las prioridades con las que se gestionará la futura república catalana. Como ni el presentador ni los tertulianos tienen idea de las cifras que exhibe, no hay discusión posible, y Junqueras empieza sus bienaventuranzas poniéndose la medalla social. Es el alcalde que está al lado de los que sufren, y que ha logrado multiplicar por cinco en unos casos y hasta por 13 en otros, afirma, el gasto asistencial, educativo y social. Sin embargo, cosa que nunca dice, el presupuesto global del ayuntamiento ha descendido desde el 2011, de manera que su gestión más bien parece ser el milagro de los panes y los peces. Por supuesto que no todo es mentira en su discurso, faltaría más teniendo el mayor índice de paro de todo el Baix Llobregat (19%), unas 3.000 personas desempleadas, de las que la mitad no percibe ningún ingreso. Pero en Sant Vicenç nadie vive mejor que hace cuatro años. 'No fotem', que diría Jaume Collboni.
Hay que reconocerle a Junqueras habilidad para adornar las cifras, aunque no tanta para escabullirse de la pregunta más difícil que le han hecho en la campaña. ¿Por qué no ha puesto la 'estelada' en su ayuntamiento siendo el líder de ERC? Primero alegó que nadie se lo había pedido, y luego que no todos los concejales querían. Él es ante todo un demócrata, «evidentemente», palabra que repite siempre que algo ofrece dudas. Pero, sorpresa, resulta que su municipio forma parte de la secesionista Associació de Municipis per la Independència (AMI), y tampoco todos los grupos estaban de acuerdo cuando se decidió. Pero eso no se exhibe en el balcón del ayuntamiento.
La 'estelada', en cambio, le podría quitar votos, y Junqueras sabe que en su pueblo no hay muchos independentistas. En el 2011 no concurrió bajo las siglas de ERC, sino en una lista camuflada, casi nadie le conocía, y solo la alianza con CiU e ICV-EUiA le permitió arrebatar la alcaldía al PSC, la fuerza más votada. Veremos qué sucede este domingo. Si tras cuatro años de enorme protagonismo mediático no gana, puede que tenga que empezar a plantearse su fecha de caducidad.
Quien ya se ha hecho esa pregunta es Artur Mas. Lo hizo ante sor Lucía Caram, una monja enamorada, con la excusa de hablar de la pobreza. Enamorada no de Dios, sino del 'president'. Será por eso que la hermana es ciega ante la corrupción de CiU y la hipocresía de los que la rodeaban, o se negara a admitir que estaba entrando en campaña a favor de Xavier Trias. Mas dice que podría dejarlo si los resultados no le acompañan en septiembre. Pero en la coda final añade que un político puede también poner fin voluntariamente a su caducidad no presentándose a las elecciones. Veremos si al final lo del 27-S no es más que otra de sus mentiras anticipadas.
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