Editoriales

La mejora del empleo en el 2014

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La s cifras de paro y creación de empleo que nos ha ofrecido la encuesta de población activa (EPA) del último trimestre del 2014 y que cierran el ciclo de todo el año pasado arrojan un panorama moderadamente alentador. A grandes números, se han creado 433.900 empleos (49.300 en Catalunya) y, si lo observamos desde el punto de vista de lo que queda por hacer, la cota de desempleo se sitúa en 5,45 millones de personas (a finales del año anterior era de 5,96 millones). Los datos hechos públicos el jueves pueden leerse de muchas maneras, desde la extremadamente optimista del Gobierno, que cree que el proceso ya es irreversible, hasta la crítica de los sindicatos, que señalan el largo trecho que queda por recorrer y la baja calidad del empleo que se crea. En todo caso, esta vez no hay duda de que las cosas están mejor que el año anterior y que las previsiones de crecimiento del PIB de este año, en torno al 2%, auguran otra moderada reducción del paro. Frente a las percepciones optimistas ante el futuro, no hay que olvidar que tenemos aún 1,7 millones de familias en las que no hay nadie empleado y que más de dos millones de personas son desocupadas de larga duración. A un ritmo como el actual, tardaríamos otros ocho años en recuperar el nivel precrisis.

Pero los indicios del último trimestre son esperanzadores. El empleo que se va creando es algo mejor que en trimestres anteriores. Más contrato indefinido y a jornada completa, menos empleo temporal, y una franja de empleo joven que también se ha movido en positivo. Junto a la incipiente -e inestable- recuperación, dos elementos han ayudado a conformar este panorama: el continuo abaratamiento de los salarios -una forma de ganar competitividad- y la reforma laboral -avalada por el Constitucional y elogiada por organismos internacionales-, que deja a los empresarios un amplio margen de maniobra para ajustar plantillas, al alza o a la baja.

Constatemos también al hacer balance anual que España sigue el patrón europeo, con su división norte-sur y su reflejo sobre el paro. Un norte con cifras por debajo o en el 20%, y un sur en el 30%, con la punta de Andalucía , que alcanza el 34%. Datos, en definitiva, que invitan a la prudencia más que al optimismo excesivo, pero que no justifican el pesimismo.