VIAJE A LA ANTÁRTIDA (7)

El mejor WC del mundo

La Caleta Cierva y el Hespérides, detrás de nosotros

La Caleta Cierva y el Hespérides, detrás de nosotros / periodico

ALBERT SOLÉ

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Fíjense en la foto. El sistema es sencillo. Si el frío lo permite, elWC permanece siempre abierto. Tan sólo hay que quitar la bandera si está ocupado, aviso a navegantes. En época de'caganers' y'cagatiós', no me negarán que el sitio es todo un lujo que invita a la meditación sin fin. El invento está nada menos que en la base argentinaPrimavera, situada en laCaleta Cierva, en el noroeste de laPenínsula Antártica. Espectáculos de la naturaleza: elWC, la base y sobre todo el mar de icebergs que las rodean.

Anoche estuvimos horas y horas navegando en redondo por el cráter de la isla volcánicaDecepción, esperando a que el tremendo temporal amainara para recoger a un científico que nos esperaba en labase militar Gabriel de Castilla. Intento fallido. La zodiac delHespérides no tenía ninguna posibilidad contra lasrachas de viento fortísimo que entraban en el cráter como puñetazos. A las 4 de la madrugada hubo que rendirse a la evidencia y abandonar la isla sin el científico en cuestión. Al alejarnos del archipiélago de lasShetland del Sur, el mar se calmó de repente. Esta mañana ha amanecido como una balsa, justo en el momento en que empezábamos a divisar los primerosicebergs gigantes que nos indicaban la proximidad de laCaleta Cierva y sus imponentes glaciares. Aquí hemos fondeado para que el equipo del geólogo y presidente delComité Científico para la Investigación Antártica ( SCAR, en inglés)Jerónimo López desembarcara para tomar muestras del terreno en una zona especial protegida de gran valor geológico, según nos explica. Por cierto que Jerónimo es apasionado y conversador incansable, otro lujo de interlocutor, comoPepita y tantos otros locos de laAntártida que nos estamos encontrando durante el viaje.

Pero claro, visto lo visto, se trata de una locura perfectamente comprensible. Cuesta asimilar tanta belleza: pingüinos volando sobre las olas, saliendo disparados desde el agua como impulsados por un muelle para caer en una repisa del iceberg, focas leopardo al acecho. Como dicePepita, la Antártida está compuesta de pocos colores, todo entre blanco y azul, y de 1.000 tonalidades distintas. Losicebergs son como las nubes: uno se puede pasar horas intentando descifrar formas, esperando poder asistir al gran espectáculo de la inversión. El mar va erosionando la parte sumergida hasta que pesa menos que la emergida y, de pronto, la montaña de hielo entera se da la vuelta. Todo dura pocos segundos. Llegar a verlo sería demasiada suerte. De momento me conformo con "pescar" los desmoronamientos de losglaciares que suenan como disparos.

En una ladera de laCaleta, la base argentina, toda de madera, con su casas interconectadas y su equipo mixto debiólogos ymilitares. Como suele pasar con los argentinos, la conversación tarda poco en arrancar y por allí desfilan desdeMessi a loslíquenes antárticos. Los argentinos tienen plagada la Antártida de bases, igual que los chilenos que reclaman prácticamente el mismo territorio que sus vecinos. Parecido al de los ingleses, por cierto. Si algún día descubren recursos naturales, aquí se va a liar. De momento, difrutemos del clima general de cooperación y hermandad que impera en la Antártida. Antes de regresar al barco, a Pepita le hacen firmar en el libro de honor, a nosotros, los "palmeros", nos ofrecen té y galletas. Pero yo estoy pensando en otra cosa: me da corte, no me atrevo, pero me he quedado con ganas de ir a su preciosoWC...

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