Estrategias oblicuas

Las matemáticas del despilfarro

IGNACIO ESCOLAR

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El Palau de les Arts construido por Santiago Calatrava en Valencia estaba presupuestado en 100 millones. Costó 500. Apenas ocho años después de su inauguración, el viento ha desprendido parte de su fachada y ha forzado su cierre. ¿El número de responsables? Cero.

El aeropuerto de Ciudad Real costó 1.100 millones. Se supone que era privado, pero tuvo que ser rescatado por la quebrada Caja de Castilla La Mancha, así que gran parte de la factura ha acabado siendo pública. Lleva año y medio cerrado y lo acaban de sacar a subasta. La puja mínima era de cien millones, menos del 10% de lo que costó. Ha quedado desierta porque a los posibles compradores incluso ese precio les parece caro. Volverán a subastarlo, esta vez empezando por 80 millones. ¿El número de responsables? Cero.

Al menos, en Ciudad Real alguna vez ha aterrizado un avión. En Castellón aún están esperando. El «aeropuerto del abuelo» Carlos Fabra costó 150 millones y ya ha perdido otros 61 desde que fue inaugurado en marzo del 2011. Solo en «informes», la Generalitat valenciana gastó 17 millones. Pronto cumplirá tres años y el único avión en el horizonte es el que decora la estatua de 24 metros de altura (otros 300.000 euros) en honor al cacique Fabra. La Generalitat busca una empresa que lo quiera gestionar a cambio de una subvención de otros 25 millones. El número de responsables? También cero. Carlos Fabra ha sido condenado a cuatro años, pero por delito fiscal. Nada que ver con esto.

El «relaxing cup of café con leche» cuesta en la plaza Mayor unos tres euros. La pesadilla olímpica salió muchísimo más cara. Las tres candidaturas gastaron en publicidad, organización y lobi casi cien millones, pero esto es solo la propina de la carísima factura. Madrid se dejó otros 504 millones en infraestructuras deportivas sin uso o que se destinan a lo que no estaban diseñadas, como pasó con el Madrid Arena.

La perla olímpica madrileña es la Caja Mágica. Estaba presupuestada en 120 millones, pero costó más del doble: 294 millones. Se inauguró en el 2009 como la «instalación de tenis más moderna del mundo». Apenas se usa, el año pasado solo acogió tres torneos y su mantenimiento es prohibitivo. En el 2014, Madrid gastará en ella, y en subvenciones al Master Tenis, otros 5,4 millones, tanto como invierte en todos los demás polideportivos públicos. Desde hace unos días, la Caja Mágica también tiene otro uso: se alquila para celebrar cumpleaños infantiles a partir de 180 euros. ¿Número de responsables de esta fiesta? Lo de siempre, también cero. El padre de este invento, Alberto Ruiz-Gallardón, dejó una deuda en Madrid de más de 6.000 millones y en premio fue ascendido. Hoy anda en el Ministerio de Justicia, ocupado en la privatización de los úteros ajenos.