La clave

Mas-Urkullu, el árbol y las nueces

ENRIC HERNÀNDEZ

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«No conozco ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan; unos sacuden el árbol, pero sin romperlo para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas». El 26 de abril de 1990, en una reunión clandestina con dirigentes de Herri Batasuna (HB), Xabier Arzalluz ilustraba con esta metáfora el reparto de papeles entre el mundo de ETA y el nacionalismo vasco. Así lo recogen las actas que de aquel encuentro levantó la izquierda aberzale, aunque luego el presidente del PNV dijo no reconocerse en la literalidad de la frase. En todo caso, aquella sentencia, sintetizada, sobrevuela desde entonces la política vasca: «Unos sacuden el árbol, otros recogen las nueces».

Pero los desalmados que antes golpeaban el nogal en Euskadi sembraron tanta muerte y sufrimiento que hasta los recolectores de la proteínica drupa les exigieron el cese de su actividad violenta. Hoy andan escenificando desarmes de opereta en busca de un reconocimiento político que legitime tantas décadas de sinrazón. De ahí que el nacionalismo vasco, aunque bien alimentado merced al opíparo concierto económico, ande ayuno de frutos patrióticos que llevarse al zurrón.

En estas, el lendakari Íñigo Urkullu cree haber hallado en el soberanismo catalán, que lidera Artur Mas, a quien haga la tarea de zapa de tronchar la unidad de la España constitucional, o al menos de intentarlo. En la reciente celebración del Día de la Patria Vasca, el líder del PNV ha anunciado que el objetivo de Euskadi es ser miembro de pleno derecho de la Unión Europea, pero que por de pronto (peix al cove) se conforma con lograr una relación «bilateral» con el Estado español basada en el «modelo confederal», a partir de los derechos históricos del pueblo vasco y mediante una reforma de la Constitución.

La 'tercera vía' vasca

No sería la primera vez que el nacionalismo catalán da la cara para que se la partan (recuérdese el pacto del Majestic) mientras que el PNV, astutamente agazapado, recoge los frutos, como hizo al arrancarle a Aznar otra mejora del cupo. Mucho ojito con la tercera vía vasca.