Mas, en la recta final

Artur Mas

Artur Mas / periodico

ALBERT SÁEZ

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Los políticos viven en una permanente ruleta rusa. Correligionarios y adversarios pueden disparar en cualquier circunstanica. A Artur Mas llevan dándole por muerto desde antes de que lograra ganarse la sucesión de Jordi Pujol. Es un político que ha llevado siempre activado el radar para detectar a los francotiradores que le amenazan. Ha sido siempre extremadamente cauto a la par que agradecido con quienes le protegieron cuando era más vulnerable. Con esta trayectoria resulta un poco inexplicable el error que cometió el miércoles pasado cuando pretendió cerrar el congreso de refundación de su partido antes de abrirlo. Desde que dio el paso al lado, Mas ha hecho y deshecho sin que nadie le llevara la contraria. Todos los sectores del partido se entregaron a sus brazos y él perdió ese capital político en 48 fatídicas horas. Primero anunciando en rueda de prensa que haría tándem con Neus Munté y dando a entender que Jordi Turull sería su cabo furriel. Y el viernes sometiendo a la consideración del plenario del nuevo partido dos nombres tan ridículos como Més Catalunya y Catalans Convergents. Mas quiso atarlo tanto todo que le saltó por los aires y le estalló en la cara. El congreso se abrió en canal y las bases se autodesignaron como Partit Demòcrata Català, se declararon independentistas y no solo soberanisats, le dijeron que la presidencia no sería ejecutiva y que el día a día del partido lo llevarán 12 personas que no pueden estar a sueldo del presidente de la Generalitat.

Desde el viernes, Mas ya no puede seguir protegiendo con el manto de su épica a esos fieles a los que no quiere abandonar a su suerte. Así las cosas, hay dos polos que se repelen: Jordi Turull y Germà Gordó y un tercer espacio que crece a medida que se apaga la sombra de Mas y emerge el liderazgo electoral de Carles Puigdemont con nombres como Marta Pascal y Miquel Buch. Se avecinan quince días tan apasionantes como los últimos que han vivido los 'tories' en Gran Bretaña. Mas se retira de la batalla para salvar ese rol presidencial que no quiere perder. Y sus protectores ahora protegidos intentan hacerse un 'lifting exprés'. 'House of Cards' estaba ambientada en los demócratas, ¿no?