Análisis
Más información y mejor comunicación
Hay que desmontar falsedades sobre los refugiados que hacen que en Alemania aumente la xenofobia
Rosa Massagué
Periodista
ROSA MASSAGUÉ
Los terroristas saben muy bien dónde y cuándo golpear. Los mercadillos son una de las grandes tradiciones populares navideñas en los países del norte europeo, y allí, en uno del centro de Berlín, fueron a atacar el pasado diciembre con el resultado de 12 muertos. El mal llamado Estado Islámico (EI) asumió la autoría. Ni que decir que el fútbol es otra actividad popularísima. Sea quien sea quien haya atentado contra el autocar de los jugadores del Borussia Dortmund, afortunadamente sin víctimas mortales, tenía por objetivo causar el miedo. Que triunfen o no en esta siembra de terror no solo depende de ellos. Según como responda la sociedad vencerán o fracasarán.
Lo fácil es considerar que estos atentados son el resultado de la política de puertas abiertas de Angela Merkel en el verano del 2015, cuando permitió la entrada de miles de refugiados, en su mayoría sirios que huían de la guerra en su país cruzando una parte de Europa que les era netamente hostil. Una interesada vox populi asegura que entre los refugiados se camuflan los terroristas.
EL ACUERDO CON TURQUÍA
Lo difícil es querer manejar buena información y poder desmontar falsedades cuyo único objetivo es el de fomentar más si cabe la política del miedo y la xenofobia. Por ejemplo, es un lugar común creer que la apertura impulsada por Merkel tuvo un descomunal efecto llamada y que al final la entrada de refugiados en Alemania se cortó gracias al acuerdo con Turquía. Datos del Instituto de Investigación de la Agencia Federal de Empleo (IBA) recogidos por Zeit Online en octubre del pasado año pintan un cuadro muy distinto.
El flujo de refugiados ya había empezado a crecer en la primavera de aquel año y la decisión tomada por Merkel el 5 de septiembre de aceptar a quienes viajaban desde Hungría tuvo una incidencia limitada en el aumento que se registró en los meses siguientes. Quienes llegaron después de aquella fecha eran migrantes que ya estaban en camino. Cuando el 9 de marzo del 2016 se cerró la ruta balcánica, el flujo de refugiados había caído al nivel del 2014. Con este mismo flujo, dos semanas más tarde se firmaba el acuerdo con Turquía.
MERKEL COMUNICA MAL
El problema no es solo de información. Es también de comunicación, y en este sentido Merkel comunica mal, con lo que pone las cosas muy fáciles para los ataques de los populistas. Y también es un problema de comunicación el ascenso del xenófobo AfD. Esta formación fue creada en abril del 2013 por un grupo de economistas contrarios al euro y a las políticas del Banco Central Europeo. En todo caso, su ideario era antieuropeo, pero no xenófobo. Sin embargo, fueron estos mismos economistas quienes utilizaron un marco populista en sus declaraciones y comunicados a la prensa para hacerse oír, según el análisis de Simon Franzmann, profesor en la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf.
Curiosamente, en el verano del 2015 el partido estaba a punto de desaparecer tras una división interna. La decisión de Merkel salvó al partido que convirtió el populismo, que solo había sido un arma, en una razón de ser.
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