La clave

Política ad hóminem

Neus Munté, junto a Artur Mas, en el pleno sobre la independencia.

Neus Munté, junto a Artur Mas, en el pleno sobre la independencia. / periodico

ALBERT SÁEZ

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El independentismo catalán vive estos días un debate con sordina bajo el ruido del conflicto jurisdiccional con el Estado. Las bases civiles que forjaron la gran manifestación del año 2012 y obligaron a Artur Mas y a CDC a optar indefectiblemente por la ruptura con España andan algo alborotadas por los últimos acontecimientos. La contundencia semántica de la declaración aprobada por el Parlament no compensa los diversos jarros de agua fría que reciben esos sufridos activistas. No entienden como ellos son capaces de montar una cadena humana de centenares de kilómetros mientras sus referentes institucionales son incapaces de llegar a acuerdos, sea para presentarse a las elecciones generales o para formar un gobierno que haga efectiva, o  lo intente, la resolución aprobada.

Acostumbrados como están a mezclarse en las movilizaciones con gente que no piensa como ellos, incluso a adversarios seculares en la política local, no entienden las consideraciones ad hóminem que presiden el actual colapso de la política catalana.

El problema del quién

Mientras oyen las admoniciones de Rajoy que les habla de tribunales cuando ellos esperan algo de política, recuerdan aquella conferencia de Mas en Molins de Rei en la que aseguró que el camino a la independencia exigía una lista única y que él «nunca sería un obstáculo» porque podía ir en la cabeza o en la cola. Fue en cuarto lugar pero con el compromiso de ser el president. Tampoco entienden una parte del discurso de la CUP. Si lo importente es el qué, el cúando y el cómo, ¿por qué se puede ir todo al garete por el quién? Si Mas no puede ser investido porque recortó 5.000 millones y vive en la sombra de la sospecha de la corrupción de CDC, ¿por qué si puede ser president alguien del mismo partido y del mismo Gobierno?

Una parte de Catalunya y el Madrid político esperan que, envueltos en aguas tan negras, los independentistas se disolverán como un azucarillo. Veremos la magnitud del poso. Sería interesante también prepararse para la hipótesis contraria porque en estos tres años ha sido la más frecuente y la menos pronosticada.