tú y yo somos tres

Marion Le Pen no tuvo piedad

ferran Monegal

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Consiguió Jordi Évole una imagen extraordinaria en su programa '<i>Salvados'</i> (La Sexta). Hablaba de inmigración con Marion Maréchal-Le Pen, sobrina de Marine Le Pen, nieta de Jean-Marie Le Pen y diputada de Francia por el partido Frente Nacional. Advertía ella, en un discurso típico de la formación política en la que milita, que la inmigración debe parar, debe prohibirse, a rajatabla. Decía: «Un país como Francia, que está en bancarrota y que tiene un paro juvenil del 20%, no puede recibir 200.000 inmigrantes ilegales cada año». Y añadía, para dramatizar y encender su argumentario: «Con la inmigración, los franceses estamos asistiendo a la llegada del islamismo radical, el terrorismo, los atentados, el tráfico de drogas y el de armas». Y viendo Évole el cuadro bélico que Marion estaba dibujando, desenfundó entonces su iPad y le dijo: «Mire, por favor, estas imágenes». Y le pasó aquel momento que habíamos visto en aquel especial de<i> 'Salvados'</i>, meses atrás, titulado<i> 'Astral',</i> en donde una señora de Costa de Marfil, con su hijita, recién rescatadas del mar por los voluntarios de ProActiva Open Arms, decía, en perfecto francés, que venía huyendo de la muerte y del hambre, y que en Europa, en Francia, ella y su hija podrían tener una oportunidad. ¡Ahh! Ese instante televisivo fue profundo. Fue un contraste tremendamente 'frappant', como dicen en Francia. La pobre náufraga africana abrazada a su hija, rescatadas 'in extremis' de una muerte segura, y Marion Le Pen mirando su tragedia y apostillando: «Me producen una tristeza infinita. Pero esta señora se equivoca, legítimamente, pero se equivoca. Le han hecho creer que Francia aún tiene oportunidades que ofrecerle. Pero ya no podemos ofrecerle nada». A la pregunta: «Si usted se encontrase a esta señora en el Mediterráneo ¿qué haría con ella?», contestó sin vacilar: «Si es una inmigrante clandestina, devolverla a su país». ¡Ah! Anulados los derechos humanos, ni siquiera queremos activar el cristiano recurso de la piedad.

Es una dama muy hermosa Marion Maréchal-Le Pen. Melena rubia, cutis suave, mirada intensa, porte elegante. Esta luz tan distinguida que proyecta, no obstante, transmite frialdad. En un momento dado Évole le preguntó qué opina de su abuelo cuando dice: «El ébola puede solucionar en tres meses la inmigración africana». Ella contestó, sin darle importancia: «¡A mi abuelo le encanta provocar!».