Gente corriente

María José Sánchez: «A ese santuario nadie quería ir, por la guerra»

«Lo mío son los animales», dice. Por ellos se pone en riesgo en el Congo, viaja a la India. Organiza conferencias. Lucha.

«A ese santuario nadie quería ir,  por la guerra»_MEDIA_3

«A ese santuario nadie quería ir, por la guerra»_MEDIA_3

MAURICIO BERNAL

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-A Carme Vidal la conocí en Madrid. Trabajaba en la oenegé Coopera y era la directora del centro de recuperación de primates de Lwiro, en la República Democrática del Congo, y yo fui a escuchar una conferencia suya en la que explicó su trabajo, cómo sacaba adelante ese centro en medio de la guerra, todas las dificultades que enfrentaba, y yo, vamos, yo enseguida me enamoré de esa mujer. «Quiero trabajar con ella», pensé.

-No le daba miedo ir allí.

-No. El problema de ese santuario era que nadie quería ir allí, por la guerra. Y aun hoy pocos quieren ir.

-¿Y usted?

-Yo quería ir. «Que pase lo que haya de pasar», pensaba. De todos modos, la primera vez que fui no se lo dije a nadie. Sobre todo no a mis padres.

-Lwiro. ¿Dónde está, exactamente?

-En el noreste. A una hora de la capital. Es un pueblo pequeñito.

Los animales. La frase es: «A mí lo que me gusta son los animales». María José Sánchez nació en Figueres hace 39 años y hasta hace seis era auxiliar en la clínica veterinaria de la ciudad. Tal vez le gustaba aquel trabajo al principio, pero más tarde le gustó menos, y más tarde menos; suele ocurrir. «Estaba aburrida de la vida», dice. Así que se marchó. ¿Lo que pasó después? Es lo que cuenta aquí.

-¿Cuándo fue allí?

-He ido dos veces, la primera en el 2010. La verdad es que en ambas ocasiones la situación estaba en calma, aunque nos regíamos por medidas de seguridad muy, muy restrictivas.

-¿Qué tan cerca llegó a estar de la guerra?

-Bueno, había un campamento, una base militar cerca, y de vez en cuando había refriegas. Se oían disparos.

-¿Miedo?

-No tanto miedo como pena: por la gente que tiene que vivir ahí.

-Dígame en qué consistía su trabajo.

-En el centro hay 130 primates; todos son animales decomisados que provienen del tráfico ilegal. De momento están en jaulas, aunque está en marcha un proyecto para que puedan vivir en libertad, pero al estar encerrados los animales se estresan, pueden desarrollar patologías, así que lo que hacía por las mañanas era lo que se llama enriquecimiento, que es jugar con ellos, darles juegos, que es darles algo en qué pensar.

-¿Y por las tardes?

-Trabajaba en proyectos humanitarios que Coopera tiene en la región.

-¿Se lo pasaba bien?

-No. No te lo pasas bien porque allí todo lo que hay es miseria, niños abandonados, mujeres explotadas. Por la noche los militares podían bajar al pueblo y saquearlo. Violaban a las mujeres, a algunos se los llevaban para hacerlos trabajar como esclavos y a los niños los reclutaban.

-Un horror.

-Era horrible, por supuesto, pero a la vez no era horrible, porque todos los días la gente se levantaba, porque tienen una resistencia increíble, lo de ayer es pasado y ahora seguimos adelante; las mujeres, con todo lo que sufren, hacen bromas todo el día, y sonríen, y los niños sonríen también. Y aquí nos quejamos.

-Menos aburrida de la vida sí debe estar, supongo.

-Bastante menos. Tengo otros proyectos. Me gano la vida como buenamente puedo: me sale un proyecto, lo cojo, me sale otro proyecto, lo cojo. Pero haciendo lo que me gusta. Por ejemplo, llegué hace unos días de la India, de Pushkar, donde trabajé con otra oenegé, Tolfa, en el hospital veterinario donde acogen a los animales de la calle. Pero eso ya es pasado, y ahora trabajo con la Fundación Mona, que tiene un centro de recuperación de primates en Girona. Lo cual no quiere decir que un día no vuelva a la India. O al Congo. ¡Ah! Y organizo unas conferencias.

-Cuénteme.

-Se me ocurrió un día la idea hablando con Carme Vidal. Le dije: «Hagamos una conferencia de esto que estamos hablando tú y yo». Bueno, el resultado es una conferencia que va a tener lugar el 15 de enero, en Cosmocaixa. Se llamaChimpancés, y qué si desaparecen, y es sobre la importancia... Justamente, sobre la importancia de los centros de recuperación.