Marcas blancas

La crisis de consecuencias imprevisibles parece que, por ahora, se encuentra en un impasse, a la expectativa del resultado de las europeas, de la resolución de los conflictos internos provocados por la posición de los críticos, y de la oposición de estos mismos críticos a la gestión de Pere Navarro en relación a su futuro político, dentro o fuera de la estructura del partido. No sé si es justo hablar de desguace del PSC, de una destrucción del enlace necesario, de la falta de ajuste de las piezas de que se compone un mecanismo, pero es cierto que el goteo de fugas, de dimisiones, de deserciones o de declaraciones contrarias a la línea estratégica en relación al derecho a decidir, ya no es un asunto anecdótico sino un problema grave, un detalle que incluso Pere Navarro ha admitido.

Tarde o temprano, la cosa se reavivará; la cosa, esta confrontación de opiniones que, por ahora, se ha mantenido más o menos, en el terreno de la disquisición táctica sin llegar al tuétano ideológico o a una ruptura que no ha ido más allá de definitivos distanciamientos personales.

Pero, a parte de la propia dinámica del proceso soberanista, hay unas municipales en el horizonte. Esta será una de las pruebas de fuego con las que deberá contar el PSC. ¿Qué opción elegirán los que consideren que el paraguas de Nicaragua les perjudica más que les ayuda en los comicios locales? ¿Llegará la tensión a una competición fratricida entre marcas blancas y marcas registradas?