MIRADOR

'Work in progress'

El tirón de los nombres es una de las bazas de la candidatura que tiene a Mas de presidenciable

MARÇAL SINTES

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Las elecciones del 27 de septiembre van a ser especiales. Únicas. Y no solo por su carácter plebiscitario, que tanta furia ha desatado.

También por la forma y la naturaleza de las que son las dos grandes opciones en confrontación: Junts pel Sí y Catalunya Sí que es pot. En ambos casos se trata de conglomerados de materiales diversos, nada que ver con las opciones políticas convencionales. Se trata de artefactos que se están formando, inmersos en sendos procesos de 'work in progress', de jazzística improvisación.

Además, los dos se construyen mirando de reojo pero muy atentamente al adversario, intentando prever cuáles van a ser sus estrategias y movimientos, tanto de ataque como de defensa.

De este modo, la lista que incluye a Convergència Democràtica y ERC está situando en sus puestos más relevantes a personalidades de izquierdas o que provienen de la izquierda: Raül Romeva, Carme Forcadell, Muriel Casals, Lluís Llach, Germà Bel… Sin duda el tirón de los nombres es una de las grandes bazas de la candidatura que tiene a Mas (número 4 de la lista por Barcelona) como presidenciable. Cuentan, asimismo, con el apoyo de Pep Guardiola.

Más dificultades ha tenido y tiene Catalunya Sí que es pot para fichar personajes de renombre. Han sido muchas -¿cuatro, cinco, seis?- las personas que han declinado encabezar la lista moldeada en torno a Podemos, ICV y EUiA. Finalmente, el candidato a descabalgar a Mas será Lluís Rabell, antiguo militante del marxista Partido Obrero Revolucionario de España (PORE). Traductor de profesión, presidía hasta ahora la Federació d'Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB). Su número dos es una joven desconocida, Jéssica Albiach.

Si Junts pel Sí se ha inclinado a la izquierda, Catalunya Sí que es pot ha tenido claro desde el primer momento que su cabeza de cartel no podía ser alguien enfrentado al soberanismo: Rabell votó 'sí-sí' el 9-N y ha recalcado que su candidatura contará también con independentistas. Se trata de movilizar a los propios sin movilizar (o movilizar lo menos posible) al contrario. En cada uno de los bandos existe gente descontenta. En el primero, por lo que consideran exceso de izquierdismo; en el segundo, por lo que tachan de contemporización con el independentismo.

Ambas listas aspiran a sintonizar con la centralidad catalana -que se ha desplazado claramente hacia la izquierda y hacia el soberanismo- y buscarán los flancos expuestos del contrario. Así, la lista independentista insistirá en etiquetar de trampa españolista a la lista de la izquierda radical (ataque que seguramente se verá reforzado por declaraciones de miembros de Podemos, entre ellos Pablo Iglesias). En cambio, los de Rabell harán lo imposible por presentar a Junts pel Sí como un montaje exclusivamente orquestado para que Mas siga siendo 'president'.