Dos miradas

Marca personal

La exvicepresidenta Joana Ortega eligió el deseo de unos labios sucios para la camiseta con la que compareció tras la acusación de la Fiscalía por el 9-N

El expresidente de la Generalitat, Artur Mas, en rueda de prensa junto a la 'exconsellera' Irene Rigau (izquierda) y la exvicepresidenta Joana Ortega, este lunes, 3 de octubre.

El expresidente de la Generalitat, Artur Mas, en rueda de prensa junto a la 'exconsellera' Irene Rigau (izquierda) y la exvicepresidenta Joana Ortega, este lunes, 3 de octubre. / periodico

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Es innegable que la forma de vestir dice muchas cosas y que, ante una acusación tan grave como la de la Fiscalía Superior de Catalunya, Joana Ortega, antes de salir de su casa, se miró al espejo y comprobó si su imagen era la adecuada para hacer frente a uno de los días más delicados de su vida. Cada mujer, a través de su manera de vestir, expresa su propia personalidad, su marca personal. Esto no lo digo yo. Lo dijo Joana Ortega cuando presentó su «show room de moda italiana», un invento que en otros tiempos se llamaba tienda.

Por eso mismo, siguiendo su filosofía, estoy seguro de que la exvicepresidenta del Govern se detuvo en el umbral de la puerta, reflexionó y pensó si aquella camiseta, con lentejuelas, los pantalones pitillo, con tachuelas, y las sandalias de plataforma, también con tachuelas, expresaban su propia personalidad. Debió concluir que sí y es por eso que dijo al mundo «dirty lips mood», que es un lema bastante subido de tono para una democristiana. De la misma colección podía haber elegido «bring the light», «poison de rose», «star of a night», «rebel» o «collect moments not things». Estos dos habrían sido toda una declaración de principios. La rebelde que colecciona referendos, momentos para la historia.

Pero no. Joana Ortega eligió el deseo de unos labios sucios. Quizá era una forma sutil de renegar contra lo que Mas calificó como «aquelarre judicial».