tú y yo somos tres

Maravillas y prodigios en TVE-1

ferran Monegal

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Ha causado gran admiración que TVE-1, de pronto, en mitad del culebrón 'Seis hermanas', parase la emisión y apareciese Ana Blanco en un avance informativo contándonos la batalla del PSOE con pelos y señales. ¡Ah! Este golpe de actualidad que les ha sobrevenido es tan estimable como raro. No recuerdo que lo hubieran hecho antes. Ni siquiera pararon su emisión cuando sucedieron los graves atentados de París. Naturalmente, tampoco alteraron sus parrillas ante tremendos casos de corrupción que han agitado al PP, o en crisis de Gobierno como aquel bombazo de hace dos años que protagonizó Alberto Ruiz Gallardón cuando anunció de improviso su dimisión como ministro de Justicia. La respuesta de TVE ante este autismo informativo siempre era la misma: consideraba que no eran temas importantes, que los ciudadanos no nos merecíamos que nos perturbasen los culebrones que nos estaban colocando. Y entonces decidían pasar la ardiente pero incómoda actualidad al otro 'canalet' que tienen para estos casos, llamado 24 Horas, con una audiencia que fluctúa del 0,9% al 1,1% de cuota de pantalla. Por fortuna, esta vez se ha producido un milagro. Creo que han tomado la heroica decisión de cortar el culebrón porque tratándose de una guerra en el PSOE, a TVE le debió entrar una excitación, les vino a la cabeza la película 'El Álamo', y querían contarnos enseguida quién era David Crockett y quién el general Santa Anna.

Desde hace algunos años, la fijación que tiene TVE-1 por endilgarnos culebrones y melodramas como base de su programación es algo que merece estudiarse. Ahora mismo acaban de estrenar 'La sonata del silencio', un folletín con pretensiones de alta producción que emiten en riguroso prime time. Se lo han comprado a José Frade Producciones -se rumorea que pagan 600.000 euros por capítulo-, y se trata de un serial sobre las penalidades de una familia venida a menos en el Madrid de 1946. Estéticamente está muy cuidado. Pero es plano. Sin contexto, ni profundidad. Ni retrato real de aquella negra España. Aparecen pillos, estraperlistas, canallas que hacen sufrir a personas buenas y desamparadas. Pero todo descontextualizado. Vidas aisladas en una campana. Del franquismo dominante, ni una palabra. Los paisajes son madrileños, pero podrían suceder en Lisboa o en Praga. Este producto es digno heredero de Guillermo Sautier Casaseca y sus lacrimógenos seriales.

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