Manteros y rédito político

El problema del pequeño comercio no es la venta ambulante sino un modelo al servicio de la gran superficie

CONTROL Grupos de manteros vigilados por agentes de los Mossos en distintos espacios de Barcelona, el lunes pasado.

CONTROL Grupos de manteros vigilados por agentes de los Mossos en distintos espacios de Barcelona, el lunes pasado.

ESTHER VIVAS

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Los manteros se han convertido de un tiempo para acá en el enemigo público número uno. O eso nos quieren hacer creer. Se les culpa de casi todos los males: que si hacen la competencia desleal al pequeño comercio, que si están en manos de mafias, que si agreden a las fuerzas del orden. El top manta es desde hace dos años, cuando Barcelona en Comú ganó contra todo pronostico la alcaldía de Barcelona (¡qué casualidad!), un problema de primer orden para la ciudad. Y yo me pregunto: ¿es que antes no había manteros?

En el 2016, la palabra 'posverdad' hizo furor una vez el diccionario de Oxford la escogió como 'palabra del año'. A través de este neologismo, redescubríamos el uso de la mentira para construir discursos e imaginarios que se basan en falsedades. Esto es justo lo que ocurre cuando hablamos del top manta. Mucha mentira, con una clara intencionalidad política detrás.

Nos dicen que los manteros acaban con el comercio local. ¿Seguro? Creo que es evidente que el problema del pequeño comercio no es quien vende en la calle sino un modelo comercial al servicio de los intereses de las grandes superficies. El debate sobre los horarios comerciales y las aperturas en festivos pone de manifiesto la dura competencia que significa para el comercio de barrio las demandas de los grandes centros y ejes comerciales. 

CLIENTES DISTINTOS

A veces quienes se quejan son las tiendas de Paseo de Gracia, Portal de l’Àngel, Plaça Catalunya o la Rambla, donde se concentran los vendedores ambulantes. Sin embargo, no creo que los beneficios de dichas 'boutiques' o grandes marcas se vean perjudicados por lo que vende un mantero. Además, es obvio que no comparten la misma clientela.

Los vendedores ambulantes son explotados por la mafia o forman parte de la misma, se escucha. Los propios implicados lo dejan claro en el vídeo '5 mentiras sobre los manteros' del colectivo Tras La Manta: «No hay ninguna mafia detrás de nosotros. Somos nosotros mismos los que nos ayudamos entre nosotros para ir a comprar mercancía y venderla en la calle».

Se afirma que los manteros agreden a la policía. Sin embargo, cuesta imaginar que personas sin papeles, inmigrantes subsaharianos, ataquen a quienes sí tienen armas para hacer uso de la fuerza. Casos como el de los vendedores ambulantes Sidil Moctar o Chike Sarr, condenados a cinco y dos años por defenderse de una agresión policial, muestran que a menudo la realidad es justo al revés. 

NADA NUEVO

¿Los manteros solo están en la ciudad de Barcelona? Vendedores ambulantes hay desde hace años y no solo aquí sino en todas las capitales europeas. Ni es un fenómeno nuevo ni local. Algunos han encendido ahora el fantasma del top manta para conseguir réditos partidistas y desgastar al gobierno de Colau, pero utilizar a los más débiles como arma electoral es caer muy bajo en política. La respuesta, como ha venido demostrando el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes, es la autoorganización de los que venden en la calle y el apoyo social. Ante tanta mentira, demos eco a la verdad.