Manifiesto urbanístico

Reivindico la ciudad pública, es decir, los valores urbanos inherentes al modelo tradicional mediterráneo en su esencia y su espíritu

JOSEP OLIVA CASAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Parto de dos modelos urbanos como antecedentes. Ciudad pública es la adaptación actual y con visión de futuro de la ciudad clásica de matriz mediterránea y mentalidad urbana, el reino de la artificialidad y la ciudad del peatón ('pedestrian city'). Su aportación a la construcción de la ciudad es muy valiosa. Ciudad doméstica, de origen anglosajón y nórdico, es consecuencia de la cultura suburbana. Conceptualmente hablando, es un simple asentamiento humano y no una genuina ciudad. Disfruta de sensibilidad hacia la naturaleza. Es la ciudad del coche ('car city'). Tiene mucho que decir en la planificación y el cuidado del territorio. (Los nombres de las ciudades los puso hace años el urbanista Chueca Goitia). La 'smart city' no es un nuevo modelo urbano sino una excelente herramienta tecnológica que mejora la gestión de la ciudad.

Reivindico la ciudad pública, es decir, los valores urbanos inherentes al modelo tradicional mediterráneo en su esencia y su espíritu, pero eludiendo la realidad cuando presenta disfunciones y falta de adaptación a las exigencias actuales o futuras. Defiendo el sistema dual de artificialidad y parques urbanos. No se trata solamente de construir edificios ni exhibir arquitecturas (que también). Es algo más ambicioso y complejo: hacer ciudad.

NO a los planes que siguen las directrices de la ciudad doméstica. NO a los arquitectos sin sensibilidad urbana haciendo de urbanistas. NO al exceso de coches y motos con las secuelas de ruido, contaminación, peligro y ocupación del espacio público (en circulación y estacionados) y también interferencias físicas y visuales. NO al déficit de parques urbanos. NO a los sectores urbanos de baja densidad. NO a acumulaciones de un solo uso. NO a cualquier tipo de guetos -sean de alto o bajo nivel- que son per se antiurbanos, porque lenta pero implacablemente van desertizando el espacio público. Son los grupos de viviendas segregados, centros comerciales, parques de negocios, parques empresariales o 'world trade centers'. NO a las ciudades de las artes, judiciales, del teatro, aeroportuarias, corporativas... NO a los grupos de edificios aislados, especialmente de oficinas. NO a los edificios que se apartan de la alineación de la calle. NO a promociones inmobiliarias puramente economicistas pero nefastas cuando se enfocan desde una perspectiva global. NO olvidemos que las viviendas son la base de la ciudad, su materia prima.

UN COMPLETO SISTEMA DE PARQUES URBANOS

 a recuperar y actualizar el genuino concepto de ciudad. SÍ a sus lugares de estar y no solamente de transitar.  al tratamiento policéntrico y al carácter fractal, es decir, que la heterogeneidad se extienda a todos los barrios.  a las densidades medias y altas.  a la imprescindible y preciada colaboración del comercio de proximidad (las tiendas de siempre).  a aprovechar ciertas situaciones propiciadas por la geografía o por la estructura urbana para plantear una intervención de éxito urbano asegurado. Pueden ser frente marítimo/fluvial o bien plazas.

 a hacer compatible la artificialidad que define la ciudad pública con el atavismo que arrastramos los humanos y que nos ata a la naturaleza.  a un sistema completísimo de parques urbanos que incluye: 1) calles arboladas, 2) pequeñas implantaciones de vegetación en lugares diversos, 3) parques de barrio, 4) parques más grandes a nivel de ciudad entera y 5) parques muy grandes y de fácil acceso al interior de las áreas metropolitanas.  a la máxima adaptación posible a los criterios de sostenibilidad.  a que el espacio público sea el gran protagonista.  a una potente red de transporte público.  a la continuidad del peatón como norma.  al predominio de itinerarios con acompañamiento urbano. SÍ a poder pasear solo para disfrutar de la escena urbana.  a los espacios significativos y no espacios de consumo sin identidad. SÍ a la vida urbana que equivale a disfrutar de un espacio público más seguro.  a la complejidad.

ADAPTARSE A LOS RETOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

La condición necesaria, pero no suficiente, para hacer un buen urbanismo es el intervencionismo político. El liberalismo solo es aplicable en ámbitos estrictamente económicos y con reglas de juego iguales para todos. La cultura suburbana y el neoliberalismo justifican la existencia de la ciudad doméstica. El progresismo aparente, la modernidad banal y el ecologismo integrista explican su relativo éxito actual. Termino diciendo: liberémonos, pues, de estos espejismos que nos llevan por el camino de la ciudad doméstica o el puro asentamiento: hagamos ciudad (pública). Estos criterios definen la ciudad pública frente a la doméstica. La primera se adapta fácilmente a los retos que plantea el cambio climático. En cambio, la segunda es totalmente insostenible. Por lo tanto, la ciudad pública es la ciudad del futuro.